La remodelación ha dotado a la Asociación Protectora de
Animales de un albergue equipado con almacén, quirófano,
sala de enfermería, oficina, patio central con jaulas y zona
provisional de aislamiento. La destinada para los perros
está escrupulosamente separada de la ideada para alojar a
los gatos. Como situación excepcional, las instalaciones
pueden albergar otras especies, como es el caso de la mona
Vicky interceptada por la Guardia Civil en el puerto,
probablemente procedente del tráfico internacional de
animales. Sin embargo, a diferencia de la perrera municipal,
los patios no están aislados de manera individual.
En la actualidad, el albergue de la Protectora aloja a 55
perros y 180 gatos. El máximo que tiene permitido. De todos
ellos se elabora un registro para la Departamento de Sanidad
Animal. La veterinaria de la asociación es también máster en
acupuntura y homeopatía, técnicas que han logrado mejorar la
calidad de vida muchos animales.
Alimentación reglada
La alimentación de los animales protegidos se compone
básicamente de pienso, con independencia de las latas de
carne para perro y comida especial para gatos que aportan
los voluntarios de la asociación.
La plantilla está formada por el portavoz de la asociación,
Juan José Tusset, la veterinaria Gabriela Larrea, una
persona de mantenimiento y dos voluntarias que colaboran de
forma rutinaria, con independencia de otras ayudas
puntuales. “Es un trabajo muy satisfactorio, por el
agradecimiento que muestran muchos animales”, continúa
explicando la veterinaria.
Algunos perros, como Chivani, han permanecido en el albergue
de la Protectora hasta diez años. Existen otros que llevan
siete u ocho en las instalaciones porque la Protectora se ha
negado a sacrificarlos.
Con todo, Larrea admite que las adopciones internacionales
ha logrado disminuir el número de animales a los que es
necesario atender.
Para la recogida de los animales en la calle existen dos
servicios en la ciudad. Los que realizan los laceros
municipales, que se desarrolla de ocho de la mañana a tres
de la tarde de lunes a viernes, y los que lleva a cabo la
propia Protectora fuera de ese horario.
La entidad se financia mediante convenio con la Ciudad
Autónoma y gracias a la aportación de los socios de la
entidad. Algunas medidas, como la exigencia de controles
sanitarios para la entrega, estarían destinadas a ahorrar
costes en anestesia y poder invertir más recursos en la
alimentación de los animales.
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