Ni del agresor ni de la víctima existen perfiles específicos
ante el maltrato, ni en Ceuta ni en el resto del mundo.
Así de firme lo manifestó Candelaria Gutiérrez, quien además
reveló que uno de los porcentajes de población más
preocupantes en la ciudad autónoma se refieren a jóvenes de
entre 21 y 30 años, que constituyen “entre un 40 y poco más
de un 50% de los casos. También las denuncias de chicas de
18 años que, aunque no sean muchas, arrojan intranquilidad”.
Sí es cierto que hay factores que multiplican el efecto,
causas que se suman a la violencia machista, pero que se
encuentran en diversos puntos de España. Por ejemplo,
familias en situaciones económicas desfavorecidas,
comportamientos y actitudes específicos, problemas de
drogadicción o alcoholismo. Y desencadena conductas más
agresivas.
Otro de los perfiles en los que se insiste a nivel local y
nacional es el de las mujeres inmigrantes, con la
particularidad de que Ceuta “no tiene una población
extranjera mayor que en otros territorios, pero al ser
frontera tenemos más inmigrantes de paso o que estén
situadas aquí. De todas formas las cifras de denuncias no
difieren mucho con respecto a la península”, aseguró
Gutiérrez.
Este colectivo precisamente es uno de los más perseguidos
desde el Ministerio de Igualdad, a través del servicio de
protección a la mujer inmigrante, y de manera específica, en
la reforma de la Ley de Extranjería, que hace referencia “al
incremento de derechos en la obtención del permiso de
residencia o de trabajo por circunstancias excepcionales
como pueden ser las agresiones”, apostilló.
Es por ello que las últimas impresiones de cartelería,
folletos y trípticos informativos de las diferentes campañas
sobre la violencia de género titulan en diversos idiomas,
desde el chino hasta el búlgaro, pasando por el árabe o el
rumano.
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