El delegado del Gobierno, José Fernández Chacón, compareció
ayer para ofrecer datos acerca del “lamentable accidente”
ocurrido en la tarde noche del martes con la deflagración de
material explosivo que estaba siendo destruido en las obras
del nuevo centro penitenciario. Tanto él como el resto de
responsables, de la SIEP e Industria, manifestaron
desconocer la causa del siniestro y se remitieron al
resultado de la investigación.
“Todos estamos con las mismas preguntas, con las mismas
incógnitas y a la espera de la investigación; cualquier
persona, incluso los expertos en la materia, nadie se atreve
a dar una opinión de cuál podría ser la causa porque es
francamente muy excepcional que haya pasado una cosa de
estas características”. Esta es una de las conclusiones
expresadas ayer en rueda de prensa por las autoridades tras
las preguntas de los periodistas acerca de las hipótesis en
las que se trabaja para explicar el accidente del pasado
martes en las obras de movimiento de tierras para la nueva
prisión. Quien así se expresaba era en concreto el director
general de la Sociedad Estatal de Infraestructuras y
Equipamientos Penitenciarios (SIEP), Juan José Azcona, que
se sumaba a la reflexión realizada por el delegado del
Gobierno, José Fernández Chacón. Tras informar de la
apertura del procedimiento judicial “inicial” a través de la
brigada orgánica de la Policía Judicial, Fernández Chacón
señaló que “no tenemos hasta el momento ninguna explicación
lógica de lo que sucedió”, y agregó que el suceso “se
investigará hasta las últimas consecuencias”.
Sobre los hechos acaecidos, el delegado explicó que en 2009,
la empresa encargada de las voladuras presentó el denominado
plan “de tiro” para el Centro Penitenciario de Ceuta, el
cual recibió los visados del Área Funcional de Industria y
por tanto los correspondientes permisos para la tenencia y
manipulación de los explosivos, con el informe favorable de
la Comandancia de la Guardia Civil.
Por su parte, el director del Área de Industria de Sevilla,
con competencias delegadas en Ceuta, Juan Gómez Tenorio,
manifestó, en relación con el perímetro de seguridad en
torno al punto de combustión de los explosivos, cuya
deflagración afectó a diez personas, que se mantuvo durante
el tiempo que él mismo en persona estuvo presente, poco
antes de producirse la explosión, pues “acababa” de irse.
“Si no se hubiera mantenido, los accidentados no habrían
sido leves y muchos de ellos por rotura de cristales que
estaban en los coches y cosas parecidas”, añadió.
A la pregunta de si ha podido producirse un error humano,
Gómez Tenorio reiteró que “estaremos al resultado de la
investigación”, y en cuanto a las diferentes posibilidades
que existen de error, indicó que “no es una cosa sola” e
insistió en que se trata “de algo que nos dirán el estudio,
los análisis”. Lo que sí aclaró el responsable de Industria
es que un fallo en el explosivo utilizado es en su opinión
poco probable, pues es “el más seguro, resistente a la
presión y al rozamiento y bastante difícil que detone”.
En lo que se refiere a la obligatoriedad o no de destruir
este tipo de material, el representante de Industria dijo
que “habitualmente, los excedentes de voladura todo el mundo
los destruye, cada uno según su procedimiento específico,
unos de una manera y otros de otra”. “Por ejemplo, hemos
visto que en este caso, los detonadores se han destruido
aparte”, apuntó.
|
Los 13 detonadores sobrantes se destruyeron “aparte” del
explosivo
Según los datos ofrecidos por el
delegado del Gobierno, el accidente se produjo en el momento
en que se procedía a la destrucción del material sobrante de
las voladuras controladas, según exige la normativa vigente
“en caso de que no pueda ser almacenado”. Tal como adelantó
El Pueblo, el explosivo empleado es ‘Río gel’, del cual se
emplearon, señaló Fernández Chacón, unos 4.650 kilos de los
que sobraron 450 y 13 detonadores. Las voladuras en las
obras comenzaron a las 15.00 horas y finalizaron a las
19.15, y transcurrieron “con absoluta normalidad”, indicó el
delegado del Gobierno. El explosivo comenzó a destruirse por
el método de combustión “bajo la tutela y control del
ingeniero técnico facultativo de la empresa Movimientos y
Voladuras, un artillero y un ayudante de la misma empresa”.
Cuando ya se habían destruido, “aparte”, los detonadores y
faltaban por eliminar 125 kilos tuvo lugar la deflagración,
hacia las 20.15 horas.
|