La explosión imprevista del material sobrante para llevar a
cabo las voladuras controladas en el movimiento de tierras
que se lleva a cabo para la instalación de lo que será la
futura nueva cárcel de Ceuta, ha dejado a diez heridos de
diversa consideración entre los que se encuentran dos graves
y uno muy grave. Otros siete, entre los que se hallan dos
guardias civiles presentes en las labores de destrucción de
este material explosivo. El sonido alertó al vecindario de
los alrededores, desde San José hasta Juan Carlos I y
Príncipe Alfonso. Las primeras autoridades acudieron a
conocer el estado de los heridos al Hospital Universitario.
“A las 20.15 horas de hoy se ha producido una explosión
dentro del recinto de seguridad delimitado en la parcela en
la que se está realizando la ejecución del movimiento de
tierras necesario para la construcción del nuevo centro
penitenciario de Ceuta.
De acuerdo con el proyecto de voladuras, en el momento de
los hechos se habían finalizado las voladuras controladas y
se estaba procediendo a la destrucción del material sobrante
tal y como marca la legislación vigente, según manifiesta el
responsable técnico de la Administración.
Los heridos han sido trasladados de inmediato al Hospital
Universitario de Ceuta. A las 23.30 horas han sido atendidas
en Urgencias 10 personas, siete de carácter leve, dos de
ellas permanecen en observación en el Servicio de Urgencias
y tres que permanecen ingresados en la Unidad de Cuidados
Intensivos (UCI). De éstos, dos tienen pronóstico grave y un
tercero muy grave”. Esta ha sido la nota de prensa oficial
que desde la Delegación del Gobierno se envió al filo de la
medianoche cuando se recabaron los datos y se tenía
absolutamente controlada la situación de los heridos. Será
esta mañana cuando se ofrezcan datos oficiales y rigurosos
después de conocer todos los detalles de lo que,
aparentemente, parece un accidente.
Sobre las ocho y cuarto de la tarde el estruendoso sonido de
una muy fuerte detonación alertó a los vecinos de los
alrededores de Fuerte Mendizábal. Cerca de allí se realizan
los trabajos de movimiento de tierras para preparar el
terreno donde se ubicará la cárcel. El sonido de la
explosión se oyó claramente en la barriada de San José, Juan
Carlos I y Príncipe. Algunos vecinos del centro también la
sintieron.
A las 20’30 horas, varios vehículos de la Guardia Civil se
dirijían hacia el Serrallo, se unieron Policía Local,
Nacional, bomberos y unidades del 061. El acceso a la pista
que lleva al lugar del siniestro quedó bloqueada por la
Fuerza Pública. Sólo transitaban ambulancias y vehículos
policiales.
Abajo, donde se llevan a cabo los trabajos de desmonte con
en el empleo de explosivos, la situación era dantesca. Ocho
trabajadores de las empresas contratadas para los
movimientos de tierras habían sido víctimas de una explosión
imprevista durante los trabajos de destrucción del material
explosivo sobrante de cada día. No tenía que haber
explotado, pero “lamentablemente explotó”, decía uno de los
agentes de las Fuerzas de Seguridad que acudieron al lugar.
La detonación con sus efectos expansivos afectó de gravedad
a tres empleados y dañó de diversa consideración a otras
siete personas más, entre ellas dos guardias.
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Los vecinos de Juan Carlos I, Los Rosales y Príncipe
permanecían en las calles expectantes
Nadie conocía lo que pasaba, sólo
que se había oido una fuerte explosión a unas horas en las
que normalmente no se sucedían. Ya se empezaban a
acostumbrar, los vecinos de los alrededores, al estruendo
explosivo en horas donde la luz del día es una baza de
seguridad para los empleados de la empresa dinamitera. Pero
ninguno de los vecinos de estos barrios del extrarradio
acertaba a comprender que una detonación tan potente se
oyera más allá de las 20’00 horas (noche cerrada y
lluviosa). El constante ir y venir de vehículos patrulla de
los distintas Fuerzas y Cuerpos, ambulancias, bomberos...
presagiaban acontecimientos negativos. Las ideas más
descabelladas circulaban por las mentes de los vecindarios
del alrededor por el desconocimiento de los sucedido sólo
minutos después del siniestro. Centenares de vecinos
salieron a las calles para comentar entre ellos. Arriba,
entre el cerro de la mora y Fuerte Mendizábal diez personas
habían resultado heridas de diferente consideración al haber
sido afectadas por la explosión imprevista de dinamita
industrial ‘Rio Gel’ cuando se procedía a su destrucción.
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