Los responsables de la compañía de autobuses ha pedido que
intervenga la Fiscalía de Menores contra los actos
vandálicos que viene sufriendo la flota de vehículos que
presta el servicio entre el centro y la barriada Príncipe
Alfonso. La empresa quiere exigir daños y perjuicios por los
destrozos causados por los escolares del barrio cada vez que
regresan a casa después de una jornada lectiva.
La permanencia de la línea de autobuses que conduce a la
barriada de Príncipe Alfonso sigue pendiente de un hilo tras
varias semanas de apedreamientos y actos vandálicos
perpetrados por los jóvenes escolares que regresan al
enclave después de una jornada lectiva.
A tal punto está llegando la situación que el gerente de la
compañía que presta este servicio de transporte, José María
Cuéllar, pidió ayer la intervención de la Fiscalía de
Menores para atajar el brote de violencia juvenil que viene
padeciendo la flota de autobuses que realiza este trayecto y
pedir daños y perjuicios a sus progenitores. “Me rompen las
puertas y los cristales, se cuelan en el autobús, insultan a
los chóferes y a los usuarios”, expuso el gerente.
El responsable de la compañía Hadú-Almadraba se encuentra
perplejo ante lo que juzga como una manifiesta incapacidad
de la Ciudad Autónoma y la Delegación del Gobierno respecto
a un problema que parece enquistado. “Ya les he planteado
que podría suprimir el servicio de ocho a nueve y media de
la mañana y de dos a tres de la tarde, cuando se produce la
entrada y salida de los escolares del colegio”, prosiguió
José María Cuéllar.
Con todo, el gerente de la compañía de autobuses asegura que
algunos de los individuos que protagonizan este tipo de
altercados se encuentran perfectamente localizados por la
Policía Nacional. “Los que provocan este tipo de altercados
son ocho o diez jóvenes, todos ellos menores de edad que
oscilan entre los catorce y los diecisiete años”, continuó
el responsable de la compañía.
La empresa quiere que intervengan la Fiscalía de Menores
porque esta cansada de reponer los elementos de los
vehículos destrozados por los adolescentes. Para que sirva
de ejemplo, en mes y medio ha tenido que cambiar veintiséis
cristales fracturados como consecuencia de los
apedreamientos. Todos estos actos tuvieron como resultado la
correspondiente denuncia, pero sin que haya tenido efecto.
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