El presidente de los socialistas ceutíes, Juan Díaz Triano,
se mostraba ayer visiblemente emocionado al recordar los
años vividos con su compañero de partido. “De verdad es un
momento muy difícil para expresar lo que yo siento pues fue
un hombre tan entrañable, tan íntegro, tan entregado a sus
ideales, fuerte, encuánime, amigo de sus amigos”, relataba,
para hacer hincapié en que vivió “queriendo mucho a este
pueblo y dándolo todo por él, porque lo dio todo, hasta lo
último”.
A Díaz Triano y Miaja, quien pasó junto a su padre los
“duros” momentos como prisioneros de guerra en El Puerto de
Santa María, les unía, aseveraba, una “gran amistad”:
“Comentábamos nuestros avatares, nuestros tiempos pasados,
presentes, cuando era alcalde, las ilusiones que puso en
aquellos tiempos...; está siendo muy duro, para mi, muy
duro”, se lamentaba durante la capilla ardiente de su amigo
y correligionario, para destacar que habían compartido
“muchas horas, muchas ejecutivas”, siendo él presidente del
partido y Díaz, secretario. También fue Miaja, bajo su punto
de vista, un senador “que dio su vida, porque sentía todo lo
que hacía y todo lo hacía por Ceuta, era un hombre íntegro,
muy dado a este pueblo y queriendo muchos a sus compañeros y
a Ceuta”. Respecto al “testigo” que le pasó, Díaz aseguró
que tiene el honor de ser presidente del partido como él lo
fue anteriormente, “y eso es para mi una gran satisfacción,
de alguna manera, coger su relevo, a la espera de que algún
día el partido pueda llegar a tener un alcalde como él”.
La principal herencia de Miaja, “su integridad, su saber
estar, ser amigo de todos, porque no lo era sólo de sus
compañeros, los socialistas -apuntó-, sino de Ceuta, de
todos los ciudadanos, se paraba con todos sin importarle su
ideología, y todos los caballas lo respetaron y creo que ha
sido un legado para la historia ceutí”.
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