El presidente del Consejo Benéfico y Religioso Luna Blanca,
que durante todo el año reparte almuerzos y cenas entre las
familias ceutíes más necesitadas, también ha visto
dispararse el número de solicitudes que atiende a diario.
“Si el año pasado solíamos distribuir comidas a unas ochenta
familias, ahora mismo el número supera las 150, casi el
doble”, reconoció ayer Mustafa Abdelkader, que tildó de
“preocupante” la situación originada por la crisis económica
internacional.
Otras entidades como Cáritas Diocesana también ha visto
crecer el número de ceutíes que se acercan a las siete
parroquias que están distribuidas por la ciudad con un grito
de socorro en los ojos. “Siempre hemos atendido a unas 400 ó
450 familias pero desde enero tenemos meses que hemos
llegado incluso a las 600, por lo que podemos decir que
hemos aumentado en un 20% nuestras ayudas alimenticias”,
confesó Javier González, directivo de la entidad.
Tal y como ha ocurrido en Cruz Blanca, el perfil de los más
vulnerables a esta problemática social, se ha visto
modificado. “Nos ha parecido asombroso que hemos tenido
épocas donde las parejas jóvenes con un hijo o dos, se han
visto totalmente desamparados por el desempleo y las
hipotecas, y les hemos tenido que dar hasta comida”,
concluyó González.
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