Llegan pocos, pero llegan. Para paliar los efectos del
desajuste económico que sufre el país, la Unión Europea
cuenta con un fondo alimenticio con el que se intenta
asistir a los colectivos más vulnerables.
Toneladas de alimentos procedentes de excedentes agrícolas
de la UE que son distribuidos por la Federación Española de
Bancos de Alimentos (FESBAL) a entidades que atienden a
personas necesitadas de cada autonomía. En el caso
específico de Ceuta, Cruz Blanca, Cruz Roja, las Adoratrices
o Cáritas Diocesana son algunas de las entidades que
aprovechan los escasos recursos que llegan desde esta
iniciativa.
Pero la carencia también ha llegado al Banco de Alimentos;
mientras que hace algunos años se destinaban tres partidas
de productos a cada autonomía, ahora son sólo dos, que
además varían en su pesaje pero no abandonan las toneladas.
“En Ceuta son distribuidos a través del Ejército pero no son
suficientes productos para dar de comer a tantas personas.
Más vale poco que nada y, al menos, es una vía más para
socorrer a este creciente número de ciudadanos”, advirtieron
desde Cruz Blanca.
Y es que los alimentos constituyen uno de los mayores gastos
dentro de la economía familiar. La falta de trabajo, las
subidas de las hipotecas y el precio de la vida en una
sociedad de consumo son las razones principales por las que
algunos se han visto, de un día para otro, en una situación
de necesidad e incertidumbre. Para algunos, pedir ayuda no
es fácil. Pero lo cierto es que sí hay muchas personas
dispuestas a ayudar. “Muchas entidades como la nuestra
también sobreviven gracias a la caridad y solidaridad de los
feligreses además de los convenios firmados con la Ciudad,
que son un gran soporte”, manifestó Javier González,
directivo de Cáritas Diocesana.
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