Marvin Juárez dejó a su hija pequeña, de cinco años, en casa
de su suegra sobre las 10’00 horas después de una discusión
por las intenciones de la mujer (la joven Ekram) de romper
definitivamente las relaciones; luego regresó para entablar
otra discusión que terminó con el estrangulamiento de su
víctima en uno de los dormitorios del domicilio.
¿Era una crónica de un suceso anunciado?. Jamás hubo una
denuncia al respecto en sede policial ni judicial, sin
embargo una de sus hermanas reconocía que el matrimonio se
llevaba mal fundamentalmente por la ingesta de alcohol del
marido, según algunos vecinos consultados. “Ella decía que
tenía problemas con el marido”, decía una de las hermanas de
la malograda Ekram. “La amenazaba y le decía que la iba a
matar”, prosiguió esta familiar ante las cámaras de EL
PUEBLO TV.
En cualquier caso, Marvin Juárez -ahora detenido- tuvo la
sangre fría de llevarse a la hija pequeña del matrimonio (él
tiene otra hija de una relación anterior) a casa de la madre
de su pareja, en la barriada de la Reina. Luego regresó y
acabó con la vida de su joven mujer. Antes había llamado a
su hermano para indicarle lo que iba a ocurrir pero éste dio
el aviso cinco horas después a la Policía.
Muerta junto a la cama
La joven fue muerta en una de las dos habitaciones de la
pequeña vivienda en la que vivían desde hacía cinco meses.
Yacía boca arriba en el suelo y en paralelo a una cama
pegada a la pared.
Él se había herido y se encerró en su casa hasta que los
bomberos pudieron abrir las puertas a la fuerza.
Inmediatamente fue detenido y llevado a Comisaría y al
hospital después. La herida en la muñeca era profunda pero
ya apenas sangraba. Le cosieron en un pequeño quirófano de
urgencias y lo devolvieron a los calabozos.
La tensión en el hospital era evidente. Allí se encontraba
también el suegro con un fuerte shock y los familiares de la
víctima. La policía custodiaba permanentemente al detenido
en el interior del hospitañl hasta que lo devolvieron a los
calabozos de la Jefatura Superior de Policía.
Los vecinos
Los vecinos no podían creer lo sucedido. No acertaban a
comprender los hechos. Hablaban de lo “buena chica que ere”
ella y la mayoría lamentaban tristemente los hechos
acaecidos
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