Marvin Juárez, salvadoreño de 32 años, ha sido detenido esta
tarde en su domicilio poco después de haber acabado con la
vida de su pareja, una joven ceutí de 23 años, Ekram Ch. A.
quien, según los vecinos tenía pretensiones de romper con
una relación ‘difícil’ pero nunca denunció las amenazas que
le profería con cierta regularidad, como comentó una hermana
de la víctima.
La Policía fue avisada de las intenciones del homicida por
el propio hermano del agresor quien llamó a las autoridades
alertando de lo que su propio hermano le dijo que iba a
hacer, pero su aviso llegó pasadas las 15’00 horas... ya era
tarde.
Ekram Ch.A. de 23 años y con dos hijas se ha convertido en
la segunda víctima por violencia de género en Ceuta.
Su pareja, Marvin Juárez G., un salvadoreño con quien
mantenía una relación ‘complicada’, según el testimonio de
vecinos y familiares, la estranguló después de una nueva
discusión a consecuencia de la intención de la joven de
separarse definitivamente. Ya durante la mañana se oían
voces. Algunos vecinos indicaban que los hechos podían haber
sucedido durante esas horas. De hecho todo apunta a que
Ekram encontró la muerte alrededor de las 11’30 horas de la
mañana.
Avisó a su hermano de Barcelona
El caso es que el agresor había llamado a un hermano suyo
residente en Barcelona a quien le contó la situación en que
se encontraba su relación y, en un estado de evidente
tensión, le dio explicaciones sobre sus macabras
intenciones. “VOY A LLEVAR A MI HIJA CON MI SUEGRA Y VOY A
MATAR A MI MIJER”. La llamada la hizo a las 10’00 horas. De
hecho, aunque algunas horas más tarde, el hermano, residente
en Barcelona logró contactar con el Cuerpo Nacional de
Policía pasadas las 15’00 horas.
Desde ese momento varias patrullas se dirigieron, primero al
domicilio de la suegra en el edificio La Reina donde se
comprobó que estaba con las tres hijas y lueg con las llaves
de la casa de la hija en la mano al número 2 de la calle
Sargento Valle Almazán (una lateral a la mezquita de Sidi
Embarek próxima a Juan Carlos I) y alertaron igualmente a
los bomberos. Las llaven no ioban y tuvieron que romper la
cancela y la puerta. Conocían la situación y la emergencia
de la actuación debió contar, incluso, con una orden
judicial para entrar por la fuerza en el domicilio, algo que
realmente se consiguió cercanas las 16’00 horas.
La joven yacía en el suelo muerta, en posición de cúbito
supino (boca arriba) y su pareja se había dado cortes en las
muñecas hiriéndose con intenciones sucidas, pero cuando
llegó la Policía la sangre que había manado de sus muñecas
ya se encontraba coagulada.
El dramatismo fue absoluto cuando la familia, muy reconocida
y querida en el barrio se percató de los acontecimientos. El
padre de la joven Ekram de 60 años sufrió un desvanecimiento
y tuvo que ser trasladado de urgencia al centro hospitalario
en estado de schock postraumático (según el parte médico)
para ser tratado con ansiolíticos debido a la fuerte
conmoción.
Silencio y respeto
Mientras esto sucedía en el clínico, el calle Soldado Valle
Almazán el silencio era la nota predominante entre vecinos,
familiares y miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado
que cumplían con su labor científica ante la presencia de la
comisión judicial para certificar la muerte y proceder al
levantamiento del cadáver, en tanto los agentes de la
Brigada de Policía Judicial y de la científica del Cuerpo
Nacional de Policía procedían a la toma de pruebas en el
escenario del crimen. El furgón municipal del cementerio
musulmán quedó dispuesto junto al portal de la vivienda de
la malograda joven en espera de que conclueran los trabajos
en el interior del domicilio.
Fuera vecinos y familiares cercanos no daban crédito.
Llamaba la atención la aparente serenidad de uno de los
hermanos de la víctima pese al sufrimiento en el gesto.
La madre de Ekram fue la última en salir del domicilio,
destrozada y casi llevada envolandas por uno de sus hijos
camino del tanatorio donde el forense le practicará la
autopsia.
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