Un grupo de entre cinco y ocho menores, los más díscolos de
la barriada del Príncipe serían los ‘operarios’ necesarios
en el submundo del Tarajal para imponer ‘jefaturas’ en esta
suerte de negocio irregular, el que se sucede diariamente en
el paso del Biutz.
Su ‘modus operandi’ es siempre el mismo. Empleando una
furgoneta de carga pequeña y acudiendo en grupo logran por
medios coercitivos hacerse con bultos de los porteadores.
‘Juegan’ de este modo aprovechando a que poco pueden
protestar los cargadores en contra de este proceder.
Bastante tienen con intentar pasar lo más desapercibido
posible en la ingente tarea de cruzar cuantas más veces
mejor el paso y llevar cuantos más portes mejor.
Los ‘menores’ bien aleccionados acaparan diariamente un
espacio de aproximadamente unos 60 metros lineales en la
‘cola’ de espera a la apertura del paso. La reventa de esos
bultos, por los que ha de pagar el propietario verdadero
para evitarse ‘problemas’ les proporciona unos fáciles
ingresos. Son ‘menores’ y por muy ‘espabilados’ que anden,
en el Tarajal saben quien los controla. Es al que temen o
deben temer porque lo cierto es que los bultos son
recomprados para seguir la estela del paso por el Biutz.
Estos ‘menores’, al menos un grupo de ellos que actúan en el
Tarajal, son los mismos -según vecinos que quieren mantener
su anonimato- los que actúan delictivamente en el barrio
atemorizando a los residentes. Los últimos actos de asaltos,
robos, roturas de cristales, pintadas... serían
protagonizados por este grupo de jóvenes que no temen a
nada. “No se les puede ni regañar”, atestiguan algunos
habitantes del barrio.
|