La Iglesia se expone, si las Administraciones Públicas se
ponen duras, a perder “subvenciones y ayudas” si como
“propietario privado” no procede a la retirada de escudos,
símbolos, insignias o placas de exaltación de la
sublevación, la Guerra Civil y la Dictadura. En Ceuta tiene
abundante material de este tipo para decidir qué hacer con
él.
El propio Cronista Oficial traslada a la jerarquía
eclesiástica la responsabilidad para decidir qué hacer con
la relación de Caídos en la Guerra Civil por el bando
nacionalista, que según Barceló “no tiene valor
patrimonial”.
Sobre los mantos de los Interventores de Marruecos y el
negro de la Virgen de África el Cronista considera que la
Ley de la Memoria Histórica “permite mantener la integridad
de la pieza” a pesar de que el primero lleva en el centro el
escudo del Estado franquista y el segundo incorpora además
de este el del dictador. El segundo, a pesar de ser
procsional, no se utiliza actualmente.
Coherentemente, Gómez Barceló también señala en su informe
que la retirada de la placa artística colocada en 1940 en la
mezquita de Muley El Mehdi con una frase de Franco inscrita
en árabe y castellano debe quedar “al arbitrio de las
autoridades religiosas islámicas”, así como las piedras
traídas de las batallas de Teruel y el Alcázar de Toledo.
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