El polígono del Tarajal es uno de esos lugares de Ceuta
donde se ha de mirar cuando el agua de la lluvia cae con
virulencia y en cantidades importantes. Una jornada más esta
instalación, que parece abonada a la crisis, no faltó a su
cita con la desgracia.
Naves anegadas por el agua, calles inundadas y embarradas.
Esa era la estampa de un polígono donde incluso ayer los
porteadores intentaron hacer negocio. Mientras, los
comerciantes achicaron agua desde bien temprano.
El polígono del Tarajal sigue siendo el ‘tarajal’ incluso
cuando se produce una importante tromba de agua que anega y
embarra las calles y naves de la instalación. Las
inclemencias meteorológicas parecían no ser tal para un
grupo de temerarios porteadores. Según explicó el portavoz
del polígono, Mohamed Ahmed, mientras unos intentaron en
vano pasar por el Biutz, otros aprovecharon para quedarse
con parte de la mercancía estropeada por el agua (incluso
alimentos) para su comercio.
La Consejería de Gobernación envió a la instalación una
dotación de la UIR para controlar la situación y evitar
actos de vandalismo y pillaje ante un polígono cuya
actividad comercial estaba suspendida.
Para los comerciantes toda presencia policial es poca y
reclamaron muchos más efectivos para hacer frente a esos
desaprensivos que aprovecharon la situación para hacerse con
productos estropeados.
Desde el polígono además se quejaron por la “escasa
presencia” de las brigadas de OBIMACE. “Hay plásticos y
cartones que con la lluvia están atorando los desagües”,
alertó.
Inundaciones
La jornada de ayer fue maratoniana para muchos comerciantes
que se personaron en el polígono desde las 6 y 7 de la
mañana. Su misión era impedir lo imposible: evitar que sus
almacenes se inundaran.
Después de más de ocho horas en el tajo y ante una lluvia
que no cesó, muchos de ellos se dieron por vencidos, tal y
como confirmó Ahmed. Su suerte, estaban asegurados. No
pudieron decir lo mismo otros muchos que se encontraron con
la cruz de la moneda.
Al igual que en la jornada anterior, cuando también llovió a
mares, las naves más cercanas al paso del Biutz, situadas
entre la II Fase y la Chimenea, fueron las más afectadas.
Más de la mitad de los almacenes a lo largo de los cuatro
polígonos sufrieron desperfectos y filtraciones de agua.
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