La tipología de clientes de las naves del Tarajal ha
cambiado mucho desde que la problemática del Biutz y los
porteadores se ha agravado. Antes ceutíes y marroquíes
acudían con naturalidad a las calles de la instalación para
adquirir productos en las naves. Ahora los compradores del
otro lado de la frontera son muy reacios por la cantidad de
trabas que se encuentran. “Nuestros clientes han de pasar
por cuatro fronteras hasta acceder a las naves”, aseguró uno
de los comerciantes en alusión a la frontera del Tarajal y a
los distintos controles de paso de la Policía Nacional con
que se deben encontrar dentro del polígono. “Los turistas
pasan de largo del polígono”, explicó otro de los
comerciantes.
Son cada vez menos los clientes fijos que poseen las naves
del Tarajal. El miedo a las aglomeraciones y a los
porteadores ha actuado como estímulo negativo y los
comerciantes lo saben.
“Así es imposible que vengan a comprar. Cada vez son más los
días en que nos quedamos de brazos cruzados sin vender por
las mañanas”, apuntó otro.
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