La crisis está aquí y la Ciudad, que avalada por el ciclo
económico positivo contrajo compromisos en forma de
contratos y convenios importantes, tiene ahora el reto de
cuadrar todos esos gastos corrientes fijos, que crecerán
como mínimo un 3% a causa de la inflación, con unos ingresos
corrientes decrecientes como en el caso de Transmisiones
Patrimoniales (-30% en un año). Márquez calcula que la
diferencia entre ambos conceptos de partida en 2009 puede
llegar a 7 puntos porcentuales, unos 20 millones de euros.
La mitad espera obtenerlo de la nueva financiación
autonómica. El resto, del Capítulo I y servicios
“prescindibles”.
Con el viento económico favorable que ha soplado durante la
última década la Ciudad Autónoma ha puesto, sí, asume el
consejero de Hacienda, Francisco Márquez, las calles muy
bonitas, pero también ha puesto en marcha una serie de
servicios públicos “que han supuesto contraer muchas más
obligaciones”. Y es que la Ciudad tiene hoy muchos más
contratos vigentes, y de mayor cuantía, que ayer. En su
práctica totalidad, vinculados al aumento del índice de
precios al consumo (IPC), la famosa inflación, que sigue
coqueteando con el 5% en términos anuales. Mantiene también
muchos más convenios con entidades sociales “que también
están ligados al IPC”.
“En momentos de crisis, esos contratos suponen una rémora
importante”, advierte Márquez, que lleva semanas con la
calculadora cuadrando las cuentas de la Asamblea como si
fueran las de su casa. O casi. “Cualquier familia se da
cuenta de que si el ciclo económico es negativo hay una
parte de ingresos no fijos que menguan, pero también hay una
serie de obligaciones que, sin gastar más, crecen”, dice con
el tono didáctico que tanto molesta a algunos diputados de
la oposición. “El resultado”, concluye, “es simple: con un
IPC que estará en torno al 4%, un Producto Interior Bruto
que oscilará entre cero y un punto de incremento y una
reducción de los ingresos corrientes nos encontramos con un
gap [en inglés, una situación preocupante de vacío, retraso
o distancia en un fenómeno económico o social importante] de
seis o siete puntos porcentuales que suponen mucho dinero”.
¿Cuánto? Redondeando ligeramente al alza el Presupuesto de
la Ciudad de este año, que rozó los 300 millones de euros,
entre 18 y 21 millones de euros de diferencia entre los
ingresos y los gastos que hay que solucionar. “Ese es el
gran problema de los Presupuestos de 2009”, subraya el
consejero, que tiene muy clara la receta a aplicar:
“Priorización de elementos y servicios y contención del
gasto corriente”.
Dicho está por Márquez y Vivas que no se tocará la dotación
económica de los servicios “fundamentales”, por lo que el
desajuste se enjugará en parte recortando fondos de
consejerías como la de Mabel Deu, pero completar la
operación con éxito depende también en buena medida del
final que tenga la renegociación del sistema de financiación
autonómica.
Si Deloitte cifró en 30 millones de euros anuales el
“déficit estructural” de Ceuta por la prestación de
determinados servicios la “muy prudente” expectativa de la
Ciudad en lo que al incremento de las transferencias del
Estado se refiere debe de rondar la mitad, aunque Márquez no
da números más allá de que “se podrían salvar 4 puntos del
desajuste”.
“No sabemos cuánto más vamos a recibir como entidad
autonómica y local, y es muy difícil hacer un presupuesto
así, por lo que lo elaboraremos con los ingresos tal y como
lo han sido este año y con una valoración muy prudente de lo
que necesitaríamos para, si finalmente no llega nada extra,
tener identificadas muy claramente las partidas que habrá
que aminorar para equilibrar las cuentas públicas”, resume.
“Racionalizar” el Capítulo I
Claro tiene también a quién le puede gustar menos lo que
dice: “Si analizamos el gasto corriente de los 200 millones
de euros más de un tercio, unos 70 el año próximo, va
destinado al capítulo de Personal, por lo que es necesario
contener y racionalizar ese gasto”, avanza dejando tan claro
que no habrá decisiones ni planteamientos extremos como que
“la Ciudad nunca ha quitado un solo céntimo a sus
trabajadores ni ha ahorrado a costa suya”.
¿Está hablando sólo del famoso Complemento Específico? “No
sólo”, responde. “Este es un momento de responsabilidad para
todos y de contención de reivindicaciones que, por muy
justas que puedan ser, hay momentos en los que se pueden
atender y otros en que no”, contextualiza el responsable de
Hacienda, que pone el límite a las peticiones sindicales “en
lo que dice la ley”.
De momento, y durante los próximos meses, Márquez invitará a
los sindicatos a hacer una “reflexión” y un ejercicio de
“corresponsabilidad”, pero también enviará un mensaje a sus
propios compañeros de gobierno: “Todos tenemos que hacer
actos de reflexión y de contrición porque la dinámica”,
explica cuando se le expone la aparente alegría con que se
sigue incorporando trabajadores a la Administración local,
“a veces es complicado de parar, pero este año vamos a dar
un paso muy importante en los Presupuestos”.
¿Cuál? Recursos Humanos dejará de ser una gestión
centralizada en una viceconsejería. “Los responsables de
cada departamento, y puedo hablar en primera persona, hemos
podido no ser conscientes del personal adscrito a cada
departamento y de su coste, porque es más sencillo contratar
que administrar lo disponible”, amplía. ¿Se va a cerrar el
grifo, entonces, en 2009? Más o menos: “Cada consejero
tendrá una plantilla a su disposición de cuya gestión deberá
dar cuenta y sin posibilidad de incrementarla si no es
acreditando la necesidad”, remacha sin dudar lamentando que
“hasta ahora los consejeros nunca han sabido cuánto les
cuesta el personal a su disposición” y avisando de que “si
no de prescindir, sí se puede hablar de racionalizar de
verdad nuestros recursos”.
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“Correcta ejecución” de los gastos + previsión “ajustada” de
los ingresos = superávit presupuestario
“Cuando gobernaba Aznar”, se
remonta Márquez si se le pregunta por qué la Ciudad presenta
un superávit millonario con un tercio de sus vecinos por
debajo del umbral de la pobreza, “el PSOE acusaba al
Gobierno de lo mismo: ‘¿Cómo es posible que haya superávit
con tantos déficits en servicios en este país?’. Después,
gracias a la inercia del ciclo económico, cuando Zapatero ha
cerrado los ejercicioscon superávit lo ha atribuido a su
buena gestión”. Conclusión: “Todo depende del color del
cristal con el que se mira”. Desde su punto de vista, el
superávit registrado el año pasado se debe a que “hace tres
años decidimos que los Presupuestos debían ser reales en
ingresos y gastos, pero la coyuntura económica a veces
después genera efectos positivos como el registrado con el
sector del comercio”. También a una “correcta ejecución” de
los gastos y a que “como ningún presupuesto se ejecuta al
100%, eso también es ahorro”. “Cuando sumas todo, el
resultado es el superávit”, explica Márquez.
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