Acertaron de pleno Benigno Sánchez y Raúl Agné cuando
pronosticaron en la previa de la eliminatoria que enfrenta a
Ceuta y Girona que esta se iba a decidir en la vuelta.
Porque será en Montilivi, el próximo domingo, cuando
caballas y gerundenses diluciden un cruce tan igualado como
se presagiaba, con dos equipos cortados por el mismo patrón
y que demostraron sobre un Alfonso Murube lleno hasta la
bandera el por qué se encuentran a las puertas de Segunda
´A´.
Hasta tierras catalanas el conjunto ceutí viajará con un
resultado que no es malo -ya que en caso de marcar obligará
a los rojiblancos a hacer dos dianas- más aún después de
jugar los últimos diez minutos con un hombre menos por la
expulsión de Sandro. Por lo que los pupilos de Benigno
Sánchez tendrán que ofrecer a domicilio su mejor versión,
como ya hicieran para apear al Pontevedra en Pasarón.
Lo que no repitieron los blancos fue la primera media hora
ante los gallegos en el choque de ida de la anterior
eliminatoria. Ya que, caballas y catalanes, evidenciaron un
gran respeto por el contrario, dedicándose en el primer
periodo a estudiarlo, sin que hubiera ocasiones para mover
el marcador. Y es que la tensión se palpaba en el ambiente.
Con el freno de mano echado, a los locales les costaba
hilvanar acciones de peligro; al margen de toparse con un
Girona bien plantado que apenas dejaba hueco para penetrar,
y que basaba en el contragolpe su principal baza ofensiva.
Ante ese decorado el primer acercamiento fue de Tato que,
con un disparo inocente con la izquierda, culminó una
primera ocasión de peligro que al menos sirvió para que su
equipo se asentara sobre el tapete, aunque sin generar
aproximaciones.
Tanto es así que, jugando los gerundenses al contragolpe,
Arnal remató por encima del larguero un balón colgado desde
la derecha. El mismo destino que una falta botada por Fran
Amado que significó el primer disparo con intención,
superado el ecuador de la primera mitad.
Así el único recurso que le quedaría a los blancos serían
las acciones a balón parado, siendo Álvaro el encargado de
ejercutarlas desde diversas posiciones. Pero una vez tras
otra la defensa gerundense se imponía al ataque ceutí.
Mientras que para los visitantes, al filo del descanso,
Larios buscó puerta con un disparo que se fue desviado.Pocas
oportunidades en un primer acto donde quedó patente que al
Ceuta le cuesta jugar en su feudo, y que el Girona llegó a
tierras caballas con el objetivo de lograr el cero a cero.
La segunda mitad arrancó con un Ceuta más incisivo, más
metido en el partido, que gozó de dos ocasiones consecutivas
al poco de la reanudación. La primera la tuvo Tato, en una
acción similar a la que materializó ante el Pontevedra, pero
en este caso no supo darse la vuelta en el interior del
área. Siendo Fran Amado el que, segundos después, lo intentó
con un lanzamiento lejano. Una actitud que se fue diluyendo
a medida que fue avanzando el crono, hasta que Larios puso a
prueba a Lledó con un disparo que el meta sevillano atrapó
en dos tiempos.
Viendo que su equipo estaba sufriendo, la grada del Murube
reaccionó para espolear a los suyos que volvieron a
intentarlo por mediación de Álvaro. En esas el cordobés
colgó un balón al corazón del área, al que no llegó Tato, y
que fue cazado por Alberto en la frontal para ver como su
remate moría en las manos del venezolano Rafa Ponzo.
A partir de ahí el envite se convirtió en un ´toma y daca´,
ya que los gerundenses se fueron arriba sin renunciar a
nada. Hasta el punto de que De Lerma le robó la cartera a
Arnal cuando, completamente solo, se disponía a encarar a
Lledó.
Un Arnal que si cazó con la testa una pelota colgada al
interior del área, que el futbolista catalán dirigió a la
escuadra; encontrándose con un Lledó que evitó lo que podía
haber sido el 0-1.
Viendo que el ritmo decaía, y que el Girona se iba arriba,
Benigno Sánchez dio entrada a Berruezo por Tato. Un Berruezo
que disparó a las manos de Rafa Ponzo al poco de entrar,
siendo el encargado de botar las acciones de estrategia,
como el saque de esquina que se convirió en un barullo y
casi acaba con el balón alojado en el fondo de las mallas.
A falta de diez minutos para el final, y sin que ningún
equipo fuera capaz de adueñarse de la situación, Sandro fue
expulsado al coger un balón con las manos cuando Miki Albert
se marchaba solo hacia la portería de Lledó. Una acción que
dejó a los caballas con uno menos, lo que provocó el disparo
de Larios que Lledó despejó de puños.
A pesar de estar en inferioridad numérica, los ceutíes
supieron recuperar la compostura para ver como acababa el
partido con un resultado que deja las espadas en todo lo
alto para la vuelta.
|
Mucho respeto por parte de ambos conjuntos y pocas ocasiones
En cuanto a lo estrictamente
deportivo, sobre el césped del Alfonso Murube no se vio un
partido vistoso, como consecuencia de lo que se jugaban
ambos conjuntos y de la relevancia de la cita. Por ello,
prácticamente el primer periodo fue de tanteo, ya que quedó
patente el gran respeto de uno y otro ante su adversario. Lo
que supuso que apenas hubiera ocasiones de gol en ninguna de
las dos porterías durante los primeros 45 minutos. Ya en el
segundo periodo se iniciaron las hostilidades entre ambos
conjuntos, dando primero los ceutíes, pero teniendo las más
claras los catalanes. Un remate de cabeza de Arnal, que se
dirigía a la escuadra y fue despejado por Lledó, más sendos
disparos de Larios, abostados con éxito por el meta
sevillano, fue el balance de los rojiblancos que demostraron
el por qué sólo han perido dos partidos a domicilio en la
presente campaña
|