El catedrático concluye en su informe que no habría
justificación para desdeñar el uso de las Reglas de origen
para una dinamización económica industrial de Ceuta, “en el
sentido de una deducción tan simple como que dado que no ha
producido resultados el sistema no es válido”.“No ha sido
válido hasta la fecha no porque los instrumentos normativos
no sean adecuados sino por la existencia de otros factores
sobre los que no se ha actuado, o se ha hecho
insuficientemente, y cuya eliminación o minoración podría
haber llevado a un aprovechamiento del sistema, ya que, una
modificación normativa, por sí misma, no es suficiente para
que se produzca un cambio, sobre todo cuando éste es tan
ambicioso, radical y revolucionario como sería el crear un
tejido industrial en Ceuta”. Aranda concluye que la Regla de
Origen y sus beneficios son demostrables “pero el aduanero,
no”.
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