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ACTUALIDAD - LUNES, 22 DE OCTUBRE DE 2007

 

apoyo

Muchas organizaciones manifiestan su apoyo
a los bangladeshies pero ninguna ha prestado
ayuda real a los inmigrantes

CEUTA
Raúl Mariscal

local
@elpueblodeceuta.com

Madrid, 10 de octubre. Unas cuarenta personas procedentes de distintos colectivos y asociaciones vecinales se concentraron a las puertas del Senado reivindicando una oportunidad para los 33 bangladeshíes que permanecen en condiciones infrahumanas en un improvisado campamento en el monte ceutí.

No ha sido la única muestra de apoyo ciudadano que han recibido los inmigrantes. Durante los dos últimos meses se han llevado a cabo varias manifestaciones que reclamaban una solución para estas personas. Incluso el senador socialista y ex alcalde de Madrid, Juan Barranco, se interesó por la reivindicación del colectivo y se comprometió a hacer llegar al ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, una copia del manifiesto ciudadano.

Por otro lado. “El estado de salud de los inmigrantes se está deteriorando, lo que empieza a ser preocupante. Algunos tienen trastornos mentales y crisis de ansiedad. El Ministerio del Interior se ha comprometido a buscar una solución”, aseguró la pasada semana la portavoz de la red de apoyo a inmigrantes el ‘Ferrocarril Clandestino’, Débora Ávila.

Mientras tanto los bangladeshíes se encuentran ajenos a todo este revuelo que ellos, sin ser conscientes, han provocado. “No sabíamos que se han manifestado para apoyarnos”. Sus caras de asombro lo dicen todo. “Nadie se ha preocupado por nosotros en dos meses que llevamos aquí”, aseguran.

Básicamente, tienen algo que echarse a la boca gracias a la solidaridad de algunos vecinos de Ceuta que se acercan a la zona para llevarles agua y comida. “Viene gente anónima y nos traen lo que pueden y nosotros lo agradecemos, pero ninguna organización se ha puesto en contacto con nosotros para saber como estamos”.

Ellos no comprenden como después de dos meses acampados, y localizados, nadie ha mostrado un mínimo interés por su situación. No comprenden el porqué de su repatriación después de años albergados en el CETI sin poder “ganarse la vida”.

Ahora sólo les queda esperar a que pase el tiempo y alguien, instalado en algún despacho, tome una decisión sobre ellos. Mientras tanto las organizaciones celebran jornadas de apoyo, caravanas y homenajes a los inmigrantes muertos tras intentar cruzar la valla de Ceuta y Melilla. Ellos no tienen nada que celebrar. Es más se conformarían con poder aparcar coches en los alrededores del único centro comercial de la ciudad. Podrían sacar unos euros pero también podrían terminar repatriados.

Mientras, Mapari Mohasin, Foysol Ahmed, Morin Polin y sus 30 compañeros subsisten sin agua, sin comida, plantándole cara a las enfermedades y durmiendo al raso, bajo un plástico, en un lugar clandestino de algún monte de Ceuta.
 


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