Mapari Mohasin partió de su país en mayo de 2004. Alcanzó la
costa ceutí en junio de 2005, vía Castillejos, en una
‘formidable’ embarcación facilitada por las mafias que se
enriquecen a costa del tráfico de personas.
El coste total de su travesía fue 6.000 euros. Todo lo que
tenía. Los ahorros de su corta vida. El viaje terminó
convirtiéndose en un infierno que duró más de un año.
Atravesó medio continente africano. Mali, Mauritania, hasta
acceder a Marruecos a través del Sáhara.
Ahora no acepta la posibilidad de que exista un viaje de
vuelta a casa. “Así no ayudo a mi familia y yo les hago
falta, en Bangladesh no soy necesario, lo que ellos
necesitan es que yo trabaje en España y les pueda mandar
dinero”.
Tras cinco años sin trabajar y deambulando por África,
Mapari no se rinde. “No me iré, lo he dejado todo por venir
aquí y no sería justo que el viaje de vuelta durara tan sólo
unas horas”.
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