Al delegado del Gobierno le crecen los enanos. Si no fue
suficiente el chorreo que sufrió durante tres días a cuenta
de la reunión de hace una semana, convocada además por él
mismo, para paliar los conflictos que generaban con el
personal de las navieras algunos pasajeros que se negaban a
aceptar que no se puede embarcar con billetes no emitidos a
su nombre, ayer se encontró con que el Puerto le dio con el
protocolo de actuación pactado pero “no firmado” en las
narices y aseguró que sus agentes no lo cumplirían.
El caso tiene miga porque, en realidad, la Delegación nunca
dijo que se hubiera firmado nada, sino que se había
“adoptado”. Por eso, Arreciado repitió ayer que no, que
firmado no hay nada, pero que él no creía “que fuera preciso
en una reunión entre caballeros firmar un acuerdo para
cumplirlo”.
“Las personas que estuvieron allí saben cómo se produjo la
reunión, qué se dijo y los compromisos a los que se
llegaron; si por alguna razón alguien se quiere desmarcar de
su posición es libre de hacerlo”, señaló el delegado, quien
recordó que “la nota informativa que se envió explicaba
perfectamente lo tratado en la reunión”. “Conozco la ley del
puerto y sé que entre las atribuciones de la Autoridad
Portuaria está el papel de vigilancia y prevención que se le
asigna en el acuerdo”, remachó.
“Todas las críticas tienen el mismo origen, que coincide con
cierto sector político, lo que sitúa a cada uno en su sitio
y a mí me deja en la tranquilidad de haber abordado un tema
menor que me pareció importante solucionar pero que se ha
sacado de sus casillas”, resumió el delegado, quien atribuyó
la polémica a “las fechas en las que estamos”.
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