Al menos medio centenar de agentes de la Policía Local, y
algunos de la Policía Nacional, participaron ayer en el
dispositivo de seguridad desplegado por las calles de la
ciudad por las que discurrieron las dos cabalgatas de los
Reyes Magos de Oriente.
Dos horas antes del inicio de los desfiles, los policías
municipales ya se habían encargado de acordonar las calles
por las que iban a pasar los componentes de esta singular
comitiva para evitar que hubiera coches aparcados. En cada
una de las intersecciones también se podía ver a agentes
uniformados alterando el tráfico o informando a los
conductores de las alternativas disponibles para circular
una vez que se llevase a cabo el corte de la calzada.
Llegado el momento de ver el paseo de Melchor, Gaspar y
Baltasar, lo primero que veían los ceutíes era un grupo de
agentes de la UIR, perfectamente uniformados, que,
haciéndoles la competencia a los pajes de sus majestades,
abrían la extraña comitiva en la que también estaban
presentes Superman, el señor Potato y varios zancudos
multicolores.
Además de esta apertura, los agentes se entremezclaban con
la comitiva velando así por el buen desarrollo del recorrido
ya que los niños, llevados por el entusiasmo de ver a los
Reyes, cerraban poco a poco el pasillo por el que discurrían
las carrozas. A esta tarea contribuían también algunos
voluntarios de seguridad ciudadana que, vestidos con
chalecos reflectantes, organizaban a la multitud.
Como cierre de la cabalgata, aparecían en escena un camión
pequeño y dos furgonetas de los bomberos, una ranchera
portando una enorme publicidad y algunos niños y una
ambulancia de emergencias que, por fortuna, no tuvo que
emplearse.
La ausencia más destacada en este acto festivo infantil fue
la de los voluntarios de Cruz Roja cuyo servicio, para su
sorpresa, no fue demandado este año por las autoridades
ceutíes.
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