La coordinadora del curso ‘El hombre y la mujer como seres
asexuados. Análisis biopsicosocial y antropológico de la
conducta sexual’, Beatriz Aranda, explicó ayer que en estas
clases “se hablará de sexualidad no de sexología”. La
profesora quiso incidir en esta cuestión porque el objetivo
del curso es realizar un acercamiento a la sexualidad desde
el punto de vista biológico, psicológico y antropológico.
El profesor de la Escuela de Enfermería en Ceuta, Jesús
Ramírez, abrió el curso con una perspectiva biológica de la
sexualidad de hombres y mujeres. Habló de la importantísima
carga instintiva que conlleva la segregación genética en la
sexualidad, que en el entorno social, cultural van formando
modelos de comportamiento en las distintas comunidades
humanas.
Ramírez destacó que la especie humana no es ajena al
desarrollo de las actividades sexuales, sólo que se producen
en un contexto cultural que se manifiesta mediante normas,
ritos, costumbres, leyes, entre otros aspectos. El profesor
dijo que todo lo que en la naturaleza se desenvuelve de
manera explícita, en el ámbito humano se convierte en sutil
y simbólico. De esta forma, las actividades sexuales más
íntimas pasan a la esfera privada y se ocultan a la vista de
los demás. “Las principales señales sexuales que tiene su
origen en zonas del propio cuerpo, ostentosas en el mundo
animal, resultan ocultadas por la vestimenta; sin embargo,
mediante sutilezas de la moda, estrategias de expresión
corporal o cosmética. Así se suplen tales limitaciones,
componiendo un código que surte los efectos deseados”,
expuso.
Un análisis de la sexualidad desde el punto psicológico se
ofrecerá hoy mientras que la visión antropológica se
desarrollará en las últimas ponencias.
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