Que el integrismo terrorista islámico reivindique Ceuta,
Melilla y Andalucía no es nada nuevo. De acuerdo que el
asunto no es para crear una alarma social al estilo del film
'La Guerra de los Mundos' pero si que debe ser motivo de
preocupación... y de ocupación. Las amenazas y órdenes o
premisas de Bin Laden, del grupo Al Qeda y de la red 'Hawala',
han de tenerse muy en cuenta. Tras los mensajes incitantes a
'reconquistar' y 'recuperar' zonas que el integrismo
musulmán considera fanática y equivocadamente 'suyas' como
la antigua 'Al-Andalus' -hoy, comunidad autónoma,
nacionalidad histórica con estatuto y dentro del Estado
Español- y las ciudades autónomas Ceuta y Melilla; se
esconde un aparato logístico, una compleja estructura
organizada con el 'leit motiv' de la 'yihad' o 'guerra
santa' contra lo occidental, europeo y por ende, cristiano.
Por suerte, todas las amenazas terroristas islámicas no se
materializan. Algunas si. Bien porque sólo fueron amenazas,
presiones para amedrentar o por descubrirlas los servicios
de espionaje y las fuerzas de seguridad y abortarlas. Pero,
¿cómo se distinguen unas de otras? ¿Cómo saber qué amenaza
se cumplirá y cuál no? Para mi, los grupos terroristas
islámicos siempre hablan en serio, amenacen o ejecuten. Pero
no bromean ni frivolizan.
Volviendo al principio, hay que preocuparse o mejor aún,
ocuparse del asunto. Con un exhaustivo seguimiento
observador y controlador-sobre todo preventivo- y sin
relajación, por parte de los gobiernos, los servicios
secretos y las fuerzas de seguridad. Y es algo que se está
realizando. Tampoco ésto supone nada nuevo ni es la receta
mágica que acabe definitivamente con el terrorismo islámico,
pero es la línea de trabajo adecuada. Cualquier despiste,
relajamiento o 'bajada de la guardia' podría tener fatales y
trágicas consecuencias. Las administraciones estadounidense
y británica, bien lo saben. Aduanas, puertos, estaciones de
autobuses, fronteras, estaciones de tren, aeropuertos; son
los 'puntos calientes' del terrorismo integrista islámico.
En tales lugares se ha de redoblar aún más el control de
equipajes, de pasaportes y de personas. No es que no se esté
haciendo, sino que es necesario aumentar, multiplicar el
control, las normas y las restricciones. Esta política de
control y seguimiento se viene llevando sobre la población
musulmana afincada en España, con y sin papeles.
Efectivamente, no todos los musulmanes residentes son
terroristas, pero ante la situación y la duda
correspondiente, se ha de investigar aún más y mantener un
seguimiento mucho mayor. No es baladí el dato demostrado de
que una mínima parte de los establecimientos comerciales
musulmanes son 'tapaderas' y encubridores -cuando menos,
cómplices y colaboradores, de 'motu propio' o coaccionados-
de redes terroristas como la llamada 'Red Hawala'. No nos
olvidemos que la religión, o mejor dicho, algunos extremos
sectores minoritarios y excepcionales dirigentes de la fe
islámica en España, también están bajo sospecha y en el 'ojo
del huracán'.
En torno a unas pocas mezquitas y contados imanes, gira un
fanático movimiento radicalizante-extremista. Esos
contadísimos centros religiosos y sacerdotes musulmanes, son
un caldo de cultivo socio-ideológico -de fuerte carga
fanático-pasional- propicio para la formación, generación y
gestación terroristas. Y como mínimo, crean 'escuela' de
colaboracionistas.
Por supuesto que, frente al sospechoso musulmán fanático se
halla la mayoría de pacíficos musulmanes honrados y
trabajadores, humildes y serviciales cumplidores de sus
preceptos religiosos sin extremismos, respetuosos con los
creyentes de las demás religiones y partidarios de un
constante diálogo interreligioso e interracial en
equilibrio. Son aquellos que, no manipulan el Corán.
Musulmanes que no malinterpretan ningún 'sura' y que
rechazan el erróneo sentido bélico y violento de la 'yihad',
que para ellos significa 'esfuerzo'. Esfuerzo para cumplir
con los preceptos de los pilares de la fe y personal actitud
de lucha diaria, cotidiana, para superar los obstáculos de
la vida. Musulmanes de bien son los que componen la inmensa
mayoría residente en Ceuta y Melilla. Su cooperación con las
fuerzas de seguridad es imprescindible para desmantelar
redes terroristas y delincuencias organizadas aunque para
ello necesiten protección. Y esa mayoría de bien, en
ocasiones, se manifiesta públicamente contra la barbarie y
la violencia delatando al culpable. Recordemos la airada
respuesta social contra el autor del reciente asesinato a
una niña en la barriada ceutí de 'El Príncipe'.
Así pues, tengamos claro que, Ceuta, Melilla y Andalucía no
se negocian ni se devuelven y mucho menos dejaremos que nos
las invadan 'terrorístamente' hablando. No hay
justificaciones para tales supuestos ni siquiera el que
antaño fueran Sebta, Rusadir y Al-Andalus. Ceuta y Melilla,
desgradaciadamente, están acostumbradas a las amenazas, al
desamparo u olvido gubernamental y a las reivindicaciones
marroquinistas. Pero Andalucía no. Me duelen las amenazas
terroristas de Bin Laden hacia Andalucía -con la que ceutíes
y melillenses tienen tantos lazos fraternos y orígenes
comunes- y me solidarizo con los andaluces en este sentido e
imagino que los habitantes de ambas ciudades españolas
norteafricanas también serán solidarios. Resta por pedir a
los andaluces, que a la recíproca, se solidaricen y
correspondan apoyando a ceutíes y melillenses frente a las
amenazas terroristas islámicas de Al-Qeda y Bin Laden. No en
vano, todos ellos tienen un denominador común: están siendo
apuntados como objetivo por el mismo adversario. Y ésto
debería unirles. Incluso con más motivo cuando el presidente
andaluz es un ceutí, un 'caballa'. Superemos el 'olvido' con
que Andalucía ha pagado políticamente a Ceuta y Melilla en
varias ocasiones como en la redacción del estatuto de
autonomía cuando no se incluyeron estas ciudades. Hasta
ahora, Andalucía callaba -a nivel institucional- a cada
amenaza sobre Ceuta y Melilla. Hoy, ya no debe ni puede
seguir callando porque el tema le afecta de lleno,
directamente. Es víctima, como las ciudades caballa y
melillense, de amenazas terroristas. Eran dos, y ya son tres
las víctimas. ¿ A qué esperan para unirse y actuar
conjuntamente?
Por la Paz y la Concordia interreligiosas. Contra el
fanático terrorismo islámico integrista.
Ceuta, Melilla y Andalucía: Todas a Una.
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