La Ciudad volvió a ser
protagonista de un desembarco de inmigrantes en sus costas.
Una embarcación dejaba a once irregulares (siete asiáticos y
cuatro subsaharianos) a unos 40 metros de la orilla de la
playa del Sarchal y en mitad de un oleaje que complicaba la
tarea de nadar hasta tierra, uno de ellos aún se debate
entre la vida y la muerte.
Han sido once irregulares más que engrosan la lista de 2.400
inmigrantes que han alcanzado, de cualquier modo, Ceuta
desde el mes de octubre de 2005 hasta la fecha. Menos mal
que la presión de Marruecos se está traduciendo en frenar la
llegada de individuos sin papeles hasta los límites de
España situado entre el Tarajal y Benzú.
Es muy bueno el trabajo de la administración marroquí en
esta concreta materia ¿?. Máxime cuando dispone de numeroso
material regalado por el Gobierno de España para poner freno
a tal presión. Hemos de congratularnos porque de no ser por
la manifiesta ayuda del país vecino, no hubieran sido más de
2.000 inmigrantes en un año, sino que la cifra se hubiera
disparado hasta niveles insospechados.
Las mafias siguen funcionando alarmantemente en el país
vecino sin que las autoridades marroquíes se muestren
capaces de errradicar este tráfico de humanos por su
territorio. Tal es la desverguenza de los integrantes de
éstas que, en verano, con Mohamed VI de vacaciones en
Kabila, las mafias han continuado su ‘quehacer’ cotidiano en
lasmismísima cara de las fuerzas de seguridad del monarca.
El episodio de la mañana de ayer no deja dudas de cómo son
capaces estos indeseables de cumplir con la ‘misión’ aunque
sea a costa de poner en riesgo la vida de los seres humanos.
La situación está tornando a tal dramatismo que no sólo
España, no sólo la UE, sino que tendría que ser la comunidad
internacional quien se plantee con la seriedad debida la
lucha contra las mafias que trafican con mercancía humana y
sancionen debidamente a aquellos países que por acción o por
omisión permiten la proliferación de estas vergonzosas
prácticas.
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