El diálogo del Gobierno con ETA, anunciado ayer por el
presidente José Luis Rodríguez Zapatero, puede marcar el
principio del fin de ETA que, aunque lleva tres años sin
causar víctimas mortales, tiene en su haber 851 muertos, 77
secuestros y casi 40 años de actividad terrorista, amenazas
y extorsiones.
Fundada en 1959, ETA cometió su primer atentado mortal en
1968, con el asesinato del guardia civil José Antonio
Pardines. Desde entonces, ha asesinado a 851 personas y los
heridos se cuentan por miles.
El primer golpe policial de entidad contra ETA ocurrió a los
diez años de su fundación, con la primera desarticulación de
la cúpula etarra. Dieciséis de sus miembros fueron juzgados
un año más tarde en el consejo de guerra conocido como
"Proceso de Burgos".
Seis de ellos -Onaindia, Larena, Uriarte, Izko de la
Iglesia, Gorostidi y Dorronsoro- fueron condenados a muerte,
aunque la presión popular, nacional y extranjera, la labor
de la prensa internacional y cientos de peticiones de
clemencia lograron que Franco conmutara las penas por
reclusión mayor.
Como protesta a este "proceso", ETA cometió ese mismo año su
primer secuestro, aunque no fue hasta enero de 1973 cuando
raptó a un empresario por motivaciones puramente económicas.
En 1973, ETA actuó por primera vez en Madrid y cometió el
atentado más espectacular de su historia: el 20 de diciembre
asesinó al presidente del Gobierno, el almirante Luis
Carrero Blanco.
Un año después, el 13 de septiembre de 1974, la banda
perpetraba, también en Madrid, su primer atentado masivo con
la colocación de una bomba en la cafetería Rolando. Murieron
13 personas y 80 resultaron heridas.
Este atentado despertó un debate interno que concluyó con la
escisión de ETA en dos ramas: "milis", partidarios de la
insurrección popular, y "poli-milis", mayoritarios y que
apostaban por la violencia selectiva.
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