La recogida diaria de medusas es cuantiosa porque la malla
“funciona”. Las ‘aguavivas’ que traspasan la red surgen, a
juicio de Luis Amuedo, por el “incivismo” de los bañistas
que se apoyan en la corchera y las vuelcan de un lado de la
malla al más próximo a la playa. El índice de picaduras ha
descendido en comparación con 2005, pero resulta
“imprescindible” el respeto social al proyecto.
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