Uno de los temas que más nos interesaba saber en nuestra
visita a los puestos de salazones era su preparación, para
el cual tuvimos dos buenos maestros: Juan Fernández y Rafael
Díaz.
Los bonitos que vemos en los puestos son pescados en
Marruecos y traídos hasta nuestra ciudad, donde son
comprados por estos pequeños comerciantes. Ya en sus
casetas, el pescado se abre de par en par y se estira
utilizando pequeños trozos de caña. Entonces llega el
momento de introducirlo en la sal, proceso que dura
aproximadamente siete horas.
Una vez el pescado haya cogido la sal, se cuelga al sol y
estará listo para ser degustado en seis o siete días.
Según los vendedores de salazones “es muy difícil secar el
pescado gordo por la cantidad de grasa que éste tiene”.
Aunque aquí no se tira nada, este pescado difícil de secar
se mete en un tarro con aceite de oliva y está listo para
comer. |