PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura


Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

SOCIEDAD - MIÉRCOLES, 19 DE JULIO DE 2006


JUAN (I) Y rAFAEL (D). NICOL'S.

gastronomía / salazones
 

‘Volaores’ y bonitos volverán a regalar los paladares más finos

Los vendedores de salazones se instalan cada verano en la explanada de Juan XXIII para ofertar sus productos
 

CEUTA
Juanmi Armuña
juanmiarmuna@elpueblodeceuta.com

Nada sienta mejor durante el verano que tomarse una cerveza fría cuando el sol más calienta, como tampoco hay nada mejor para acompañarla que un rico bocado que forme parte de la tradición de la ciudad, de esas que nunca se pierden, de las que van de abuelos a nietos. Sujetos a estas costumbres, cada verano se instalan casetas junto a la playa de Juan XXIII para vender los típicos ‘volaores’ y bonitos, los cuales hacen las delicias de los más caprichosos.

Si paseamos por la explanada de la playa citada anteriormente, podremos ver junto a ella, varios puestos con un importante número de bonitos abiertos al sol. Su buena pinta y el apetecible olor que desprenden consiguen que no pasen desapercibidos.

El Pueblo de Ceuta visitó en la tarde de ayer algunos de estos puestos, como también pudo conocer las impresiones de sus simpáticos propietarios.

Situado bajo un apetitoso techo de bonitos y junto a varios amigos nos encontramos a Juan Fernández, dueño de uno de los puestos de salazones que se instalan durante el verano en la playa de Juan XXIII.

Juan nos contó la importancia que tiene, para la historia y la tradición de la ciudad, la venta de los ‘volaores’ y bonitos, ya que al igual que en la suya, en otras muchas familias estos salazones forman parte de sus vidas.

Toda una vida dedicada a la venta de estos ricos bocados para regalar los paladares de muchos caprichosos. Según este vendedor, han sido muchos los viajantes que se han acercado a su puesto para comprar varias unidades de estos salazones y llevarlas a sus lugares de origen, donde brillan por su ausencia. Éstos suelen demandar el bonito despiezado en filetes de lomo, para transportarlos hasta sus casas envueltos en papel de aluminio.

Para estar tantas horas cerca del puesto de salazones, prácticamente todo el día, los vendedores necesitan tener buenas instalaciones y así estar en condiciones dignas para desempeñar su trabajo. Por ello alquilan pequeñas casas prefabricadas, las cuales arreglan a su manera. Según Juan Fernández, estas casas no poseen electricidad, por lo tanto no pueden conectar una nevera “para tener agua fresca por lo menos”, por lo que aprovechó la oportunidad de nuestra visita para pedir a la Ciudad Autónoma que les facilite los medios necesarios para tener allí una estancia agradable. “La colocación de luz y electricidad en nuestras viviendas facilitaría mucho nuestro trabajo y así nos sentiríamos más cómodos”, señaló Juan.
 


NOTICIAS RELACIONADAS

“El pescado gordo no se seca bien por su grasa”

 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto