El presidente ceutí reiteró ayer de nuevo que hubiera
preferido que Ceuta estuviera presente en la Cumbre como
espacio afectado por la presión migratoria aunque sostuvo
que la repercusión del fenómeno no atañe solo a las zonas de
frontera sino que es un problema “global”. “Ceuta debería
haber tenido voz para contar qué impresión tiene y cómo le
condiciona” la inmigración, señaló, con el objetivo de que
no se convierta en un “lastre” para sus posibilidades de
desarrollo. Pero al presidente le hubiera gustado plantear
en este foro internacional una cara diferente del fenómeno:
la inmigración transfronteriza, que la Ciudad vive en
primera persona.
Juan Vivas aprovechó para calificar de “determinante y
decisivo” el papel de los países de tránsito que, como
Marruecos, palían las llegadas a Occidente de los flujos
ilegales. Inviolabilidad de las fronteras, cumplimiento de
las condiciones humanitarias y persecución de las mafias son
los tres ejes sobre los que la Ciudad asienta su percepción
de la inmigración y que hubiera trasladado a la Cumbre.
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