Diferentes expertos coinciden en considerar al ‘Grupo
Islámico Combatiente Marroquí’ (GICM en adelante) como la
filial local del “holding” terrorista ‘Al Qaïda’, fundándose
posiblemente en 1998 por Mohamed Garbuzi (alias Abu Aisa),
quien habría vivido un tiempo de forma clandestina en
Londres. Algunos de los diez marroquíes retenidos en
Guantánamo (uno de ellos habría llegado a ser guardaespaldas
del mismo Ben Laden) y transferidos posteriormente a su
país, donde habrían corrido diferente suerte, estarían
ligados al GICM como sería el caso de Yunes Chekuri.
El “pistoletazo” de salida del islamismo yihadista en
Marruecos (hasta donde podemos rastrear los orígenes
ideológicos del GICM) puede remontarse a dos movimientos
disidentes de la ‘Chabiya Islamiya’ (Juventud Islámica),
fundada por Muti en 1969 y autora ddel asesinato en 1975 del
líder socialista Omar Benjellún, tras lo que pasa a la
clandestinidad. Otro de los fundadores junto a Muti y
responsable del brazo armado de la ‘Chabiya’, Abdelaziz
Nuamani, crea en 1984 la ‘Organización de los Combatientes
Marroquíes’ mientras que, en Europa, líderes exiliados como
Abdelilah Ziyad organizan en 1993 el ‘Movimiento Islamista
Combatiente’ cuyos militantes en Marruecos se confunden bajo
diferentes nombres: ‘Grupo Islámico Combatiente’ y ‘Grupo
Combatiente Marroquí´ entre otros. Observe el lector la
“ensalada” de nombres. Muti, por su parte, antes de
abandonar la lucha armada hacia 1985 crea cuatro años antes
la ‘Fracción de Combate”.
Para estudiar el desarrollo del GICM no debe obviarse el
doble papel jugado por la guerra de Afganistán, primero con
la extinta URSS y luego, en una segunda fase, con la
ocupación occidental liderada por los Estados Unidos tras
los atentados del 11-S en Nueva York. En Marruecos un líder
clave es Abdelaziz Nuamani, otro histórico de la ‘Chabiya’ y
su organización de ex ‘muyahidines’ marroquíes fundada en
1984.
Durante el largo e inconcluso conflicto afgano, los
marroquíes llegan en tres oleadas: entre 1979 y 1989 en
escaso número bajo el paraguas de organizaciones
humanitarias; asentados y dedicados a obras sociales entre
1989 y 1996 y, finalmente, de forma más militante tras este
último año. En 1998 ‘Al Qaïda’ se disocia en organizaciones
regionales, naciendo el ‘Grupo Libia Combatiente’ y, en
Argelia, el ‘Grupo Salafista para la Predicación y el
Combate”, que encuadran también a marroquíes, muchos de
ellos de la emigración. Inspirado en estas experiencias, de
unificación del ‘yihadismo salafista’ magrebí, nacería como
vimos hacia 1998 el GICM.
En Marruecos las primeras detenciones sobre el entorno del
camaleónico GICM llegan en 2002, con el desmantelamiento de
una célula “durmiente” integrada por saudíes y,
posteriormente tras los atentados del 16-M en Casablanca,
con la detenciones de líderes y ‘emires’ activos del
‘salafismo yihadista’ como Abú Hafs, Zakarías El Miludi y
Yusef Fikri, el tangerino apodado ‘El emir de la sangre’ y
que, tras ser detenido, reconoció haber asesinado a
‘enemigos de Dios’ y ser el líder de seis células asentadas
en varias ciudades marroquíes. Las autoridades marroquíes
también interceptan a conversos, como el joven francés
Pierre Robert quién llegó a organizar una célula terrorista
en Tánger. Tras estos golpes, la organización decide
reclutar directamente a militantes marginales y fanatizados
que puedan pasar fácilmente a la acción. Como contrapeso al
histórico El Gerbuzi surgen nuevos líderes, tal es el caso
de Karim El Mejjati.
En España podemos destacar tres acciones en las que
figurarían miembros de esta organización terrorista:
- Pese a que de los 29 procesados hasta el momento tras la
masacre terrorista del 11-M en Madrid tan solo hay nueve
islamistas radicales, el juez Del Olmo no duda en atribuir
la autoría al GICM, ligando al tangerino Abdelaziz Benaich
al mismo.
- A mediados de diciembre de 2004 y alertados por los
servicios franceses, los jueces de la Audiencia Nacional
Juan del Olmo y Baltasar Garzón ordenan un operativo en el
que la policía española detenía en Lanzarote al coordinador
de las células del GICM en Europa, El Haski y a otros tres
activistas entre los que se encontraba Abdallah Murib, imám
de la mezquita lanzaroteña de Puerto de El Carmen. Haski,
huído de Bélgica y Francia, habría escogido las Canarias
como mero escondite y refugio, descartando cualquier acción
terrorista en las mismas.
- Recientemente y a primeros de noviembre en el marco de la
operación “Rally”, dirigida por Garzón y llevada a cabo por
la UCIE (Unidad Central de Inteligencia Exterior) de la
Policía Nacional, dos hombres son detenidos en Melilla
acusados de colaborar en los atentados de Casablanca y de
financiar al GICM. Uno de ellos, español y nacido en la
ciudad, fue rápidamente liberado aduciendo los responsables
del operativo un lamentable error. El otro, Alí A., marroquí
nacionalizado belga, fue traslado a Madrid y puesto a
disposición judicial.
Durante el pasado verano uno de los cofundadores y líder del
GICM, “Salem El Maghrebí” (cuyo verdadero nombre es Karim
Aoutah, con familia en Ceuta) habría pernoctado al menos una
noche en la Ciudad. Este dato y el hecho de pesar sobre el
mismo una orden internacional de busca y captura desde los
atentados del 16-M en Casablanca, podría haber sido el
detonante de la puesta en marcha de la “Operación Duna”.
Los simpatizantes del GICM en el seno de la comunidad
emigrada en España, que podría sumar en total cerca de un
millón de personas, se estima en varios centenares, “hasta
500” según habrían confirmado fuentes reservadas de ambos
países, agrupándose principalmente en Madrid, Cataluña,
Levante y algunas ciudades de Andalucía. Según un comunicado
“oficial” de uno de los líderes árabes de ‘Al Qaïda’,
Abdulaziz Al Mukrin, autentificado y difundido por el canal
de televisión alemán ZDF, “el primer enemigo son los judíos,
luego los cristianos”. Por países España sería el tercer
objetivo terrorista, después de los Estados Unidos y el
Reino Unido. Lo que se perseguiría, en palabras de Al Mukrin,
sería “transformar los países de los infieles en zona de
guerra”.
Según un comunicado emitido por la MAP (Maghreb Arabe Presse)
ayer mismo referente a la operación ‘Duna’, “El Grupo
Islámico Combatiente Marroquí bajo cuya órbita actuaban los
detenidos está directamente vinculado con los atentados del
11 de marzo de 2004 en Madrid y los de Casablanca en mayo de
2003”.
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