La Residencia Blume es el próximo reto para el más joven de
estos dos destacados deportistas ceutíes, ya que a partir
del próximo mes de septiembre, Miguel Ángel intensificará su
ritmo de entrenamiento en el centro de alto rendimiento
barcelonés, donde realizará doble sesión preparatoria antes
de comenzar la nueva temporada con su equipo. El propio
jugador reconoce que aún le quedan “muchas cosas por
aprender”, como por ejemplo “mejorar el carácter”, ya que se
considera “demasiado impulsivo”. Es quizás en este aspecto
puntual en el que Miguel Ángel siente más admiración por su
hermano, debido a su “carácter y actitud”, Bajo su punto de
vista, Guillermo “es muy serio y muy noble en el juego”,
algo que lo convierte en un gran jugador y en digno ejemplo
a seguir tanto por Miguel Ángel, como por el benjamín de los
Molina, el pequeño ‘Paquito’, que aún se encuentra bajo las
directrices de su tío junto a los cadetes del CN Caballa.
Respondiendo al consejo que en más ocasiones dirige a su
hermano menor, Guillermo no duda en sentenciar que “la base
es la paciencia”. “Es algo que le repito mucho y él ya lo
sabe, que siempre hay tiempo y no siempre van las cosas
bien, por lo que tener paciencia y esperar el momento es
fundamental”, añade.
Guillermo asegura que la Residencia Blume ha experimentado
un cambio de planteamiento en el que se ha centrado el
trabajo en “jóvenes de 15 a 17 años, en vez de en aquellos
de 13 a 15, como se hacía antes”. El objetivo del cambio es
el de lograr que los deportistas de estas edades alcancen el
nivel necesario para integrarse en los equipos de la máxima
categoría, la División de Honor.
Dando un vistazo a la evolución de la cantera local, ambos
coinciden en señalar que “se está trabajando bien, con mayor
presencia en las categorías inferiores”, aunque “son
necesarias más horas de piscina, porque entrenar de 9 a 11
de la noche no es lo más adecuado cuando al día siguiente
los chicos tienen que estudiar”, añade Guillermo, quien cree
asimismo vital “la existencia de más ayudas económicas”.
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