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Se apagaron las luces del recinto
ferial, poniendo punto final a las fiestas patronales. Con
ese apagón, quedaron a oscuras las mil y una historias que,
durante esos nueve días, se han escrito sobre su asfalto y
que, jamás, nadie será capaz de escribir.
Historias que volverán a repetirse el próximo año cuando, de
nuevo, lleguen las fiestas patronales. Serán las mismas
historias pero, en esta ocasión, con distintos personajes
porque las historias, jamás son repetidas, por los mismos
que la escribieron antes. Cosas de la vida. Porque, la vida,
es así aunque algunos se empeñen en querer cambiarla.
Historias de amores y desamores, de engaños y mentiras, de
amigos y enemigos y, algunas son el principio de una gran
amistad, tal y como ocurrió en la película Casablanca.
Incluso, no quiero que se me olvide, historias de los muchos
“Brutos”,que se acercaron, al recinto ferial, con los
puñales afilados, a la espera de la orden de acabar con el
enemigo.
Todas esas historias y muchas más, han presenciado estos
peazo de ojos que no se puen aguantá.
La ferias no nos ha dicho, a todos nosotros, adios. Simple y
llanamente, nos ha dicho hasta el próximo año, donde
deseamos que, todos sin que nos falte nadie a la cita, nos
volvamos a encontrar en el mismo sitio y a la misma hora tal
y como dicen las sevillanas de María del Monte. ¡peazo de
sevillanas, colega!.
Durante algunos días, seguiremos hablando de la feria, de lo
bien o de lo mal que nos fue en ella o de las historias que
nos sucedieron en ese recinto ferial por el que, cada noche,
caminábamos descubriendo cosas nuevas que, sin duda,
influirán en nuestras vidas porque igual, amigo guarida, en
esos nueves días, nacieron increíbles historias de amor.
En fin, como decía aquel, cada uno cuenta la feria comole
va.
Servidor, quiere decir y dice, que la feria me fue de
rechupete por todo cuanto he visto y comprobado, en ella,
que no es moco de pavo y por esos ratos agradables que he
pasado con mi gentes con su buena copitas, sus raciones
correspondientes y su inigualable compañía.
El único cabreo que tengo es el no haber podido ir a la
feria, cada noche, vestido con traje “corto”. ¡Dita sean las
patatas con tomates!.
Tengo la solución para el próximo año. Le voy a pedir un
traje corto a mi amigo Ponferrada.
En el hipotético caso que me lo deje, el problema se va a
centrar en la diferencia de estatura de ambos. Mientras,
Ponferrada, a mi lado tiene estatura de jugador de
baloncesto, servidor la tiene de recoge tomates.
La culpa de esa diferencia la tiene, sin duda alguna, este
peazo de cuerpo diez que tiene el nene.Vamos, lo que se dice
un cuerpo danone.
Que caló, que caló tengo// que guapo soy y que tipo tengo//.
Es la letra de la canción que canta la Hungara.Y cuya letra
le viene, al nene ,como anillo al dedo. Es más, no es por
tirarme faroles, creo que la letra, si no toda, sólo esa
parte, se debió hacer pensando en servidor.
Me tendré que aplicar la moda “cachulina” creada por el
Cachuli que consiste en llevar la cintura del pantalón a la
altura de los sobacos. El inconveniente que tiene, esta
moda, es cuando hace calor y te abandona el desodorante
amigo.Ni te cuento, serrana del alma, el olor a “sobaquini”.
Últimamente, en Marbella, imperan dos modas que se van a
llevar muchísimo esta temporada y, quizás, la temporada que
viene.
La primera de las modas, la moda “cachulina” la impuso el
novio de la Pantoja. La otra moda llamada Alahurín o también
llamada moda “choricera”.no la impuso, como la primera el
Cachuli, sino que éstase la han impuesto al Cachuli. La
cosa, parece que no pero cambia una jartá, de imponer uno
una moda a que se la impongan.
La moda Alahurín o también conocida como moda “choricera”,
queremos hacer constar que no la puede lucir cualquiera por
su enorme dureza que obliga, al que la lleve a realizar
grandes esfuerzos en evitación de que le impongan la moda
“choricera”.
De verdad de la buena, esta moda es dura como una “roca”, y
no todo el mundo puede llevarla.
Ojo, al decir llevarla, me estoy refiriendo, simple y
llanamente, a la moda, no a los que la han llevado porque,
los que la han “llevado”, no hay un dios que sepa cuántos
han sido.
Claro que todo se andará y, algunos más, pasarán a engrosar
las filas de la moda Alahurín, también llamada “choricera”
Dicen las malas lenguas, Pepita y la portera, que cuando las
barbas de tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar.
Oiga, amigo guardia, que nadie me venga a decir que si esto
o lo otro. Me limito a decirlo que dicen las malas lenguas.
No vaya a ser que, por un casual, eso nunca se sabe, vaya a
saltar la liebre, que la liebre salta donde menos se lo
piensa uno. ¡Será por saltos y por liebres!.
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OPINIÓN / MIS COSAS
