“Indescriptible, inenarrable”. Los agentes de la Guardia
Civil actuaron con destreza y profesionalidad. De ello se
jactan, aunque el trabajo al que estuvieron sometidos y la
presión, fue extrema.
“Personalmente da lástima ver a estos hombres que arriesgan
sus vidas y, sin importarles las consecuencias, buscan su
libertad... Pero debemos cumplir con nuestro cometido, por
duro que éste sea. Es nuestro trabajo”, aseguraba uno de los
agentes quien, compungido, afirmaba que “tardaré en olvidar
lo de esta noche”.
Eran las tres de la madrugada, en el COS (Centro Operátivo
de Servicios) la tranquilidad reinaba hasta que alguien
alarmó al resto. Había movimiento en las cercanías de Finca
Berrocal. Las Cámaras lograron visionar una gran avalancha
de subsaharianos que habían estado escondidos tras el
Poblado Berrocal, en lado marroquí, y habían permanecido
agachados tras los cañaverales.
A unos 25 metros de la valla se dejaron ver, la Guardia
Civil activó a todo su personal, unos cuarenta agentes, para
afrontar la tremenda situación que se avecinaba. La densidad
humana intentando elevar las escaleras artesanales -más de
cien se retiraron al término de la operación- era
escalofriante. Oficialmente se ha hablado de 500, pero eran
muchos más. Los cálculos estimaban que más de 700 intentaban
superar la parte más baja del vallado que separa Ceuta de
Marruecos. En esa zona, la valla sólo tiene 3,5 metros de
altura.
El COS alertó a las demás Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del
Estado. Mientras llegaban a la zona, la Guardia Civil
entraba ya en el cuerpo a cuerpo con las primeras decenas de
inmigrantes que habían accedido al pasillo intermedio.
Material antidisturbio y bolas de goma para repeler. Era un
caos. Los subsaharianos que, con ‘suerte’, no eran frenados
o retenidos por la Guardia Civil, bajaban despavoridos a la
carrera hacia el nuevo puente del Biutz. Se ‘metieron’ en
una ratonera sin salida. A la altura de la ITV, la Guardia
Civil ya había controlado a varios cientos. La Policía
Nacional optó por cubrir los accesos de salida desde El
Tarajal.
La Policía Local, con extrema rapidez acudió a la zona con
todos los ‘zetas’ radiopatrullas en servicio, unos 12 con
sus 24 agentes, más los grupos de la UIR. Entre 50 y 60
agentes de la Policía Local accedieron a apoyar en primera
línea a la Guardia Civil que se zafaba como podía.
Carreras arriba y abajo de subsaharianos sin salida, decenas
de ellos tirados en el suelo heridos. Los primeros servicios
sanitarios -dos ambulancias- llegaron para coordinar y
estimar ‘in situ’ la gravedad de los inmigrantes dañados
para su traslado inmediato o no. Mientras, la Guardia Civil
y la Policía Local formaban de a cuatro pertrechados con
escudos y defensas para controlar a una masa que bajaba
hasta el Biutz. La Guardia Civil presentó ante los
sanitarios a casi un centenar de subsaharianos heridos y
lograron detener a más de una veintena -ilesos- en zona
española. El recuento final indicó que pese a la magnitud,
sólo se les ‘escaparon’ una treintena que ya están
controlados.
La oscuridad de las cinco y media de la madrugada y, sobre
todo, el hecho de que aún había intentos de salto, indicaban
la necesidad de mantener la posición. Guardia Civil y
Policía Local batían la zona del pasillo entre las vallas,
mientras la Gendarmería y la ‘Mejanía’ actuaba con gran
contundencia en ‘su’ terreno. Disparos, numerosos disparos,
“llegaron a tiros”. Los agentes españoles temieron por su
integridad. Gritos de aviso desde zona española, algunos en
árabe, de algún que otro policía con idiomas, hizo ver a las
fuerzas marroquíes que los disparos llegaban a las cercanías
de las posiciones policiales de Ceuta.
“Lo peor de todo fue la imagen de dolor de los heridos y la
del inmigrante colgado de la valla sangrando ¡y muerto!”.
Había recibido un impacto de bala con entrada en un costado
y con salida por el pecho. Lo tuvieron que bajar los
bomberos de Ceuta, una vez que el Juez dio el visto bueno y
comprobó con detalle la situación. El proyectil (munición de
cetme) llegó de lado marroquí, como también la del segundo
subsahariano que, con síntomas de aplastamiento, quedó
inerte en el suelo. El forense determinó muerte por
aplastamiento, aunque, en su informe aparecerá los orificios
de entrada y salida, de impacto de bala, por glúteo y
aductor respectivamente, que presentaba este segundo
fallecido.
Controlados unos doscientos más, que quedaron en la zona
intermedia del vallado, fueron trasladados a las cercanías
del Biutz. En tanto, los servicios sanitarios -en un ir y
venir sin descanso- evacuaban heridos. Los traslados, según
la gravedad de los casos, se efectuaban entre el hospital
militar de O’Donnel o al civil del Ingesa o hasta el
ambultario ‘José Lafont’.
Las fuerzas marroquíes, con las que existen buenas
relaciones, asumieron la recepción de los inmigrantes que
accedieron al pasillo. Tras un diálogo, con los del otro
lado, más largo de la cuenta, los ‘vecinos’ accedieron a que
los subsaharianos volvieran a Marruecos. De diez en diez y
por el nuevo puente del Biutz. La operación se llevó a cabo
con cierta lentitud. La oscuridad de la trágica noche
iniciaba su despedida. Los lamentos y llantos de los más de
dos centenares de subsaharianos que volvían a lado marroquí
“era sobrecogedor”. Saben que en Ceuta se les cobija, se les
documenta y -con suerte- si los trámites tardan porque las
autoridades no logran identificar el país de procedencia,
pasan a ser libres en Europa aunque sin regularizar. Cosa
que les da exactamente igual. Atrás dejaron mayores
penurias.
La mañana, con su ténue claridad, asoma lenta por el
horizonte descubriendo la realidad de los acontecimientos,
del duro episodio vivido.
En Sevilla, Jettú ya sabe lo ocurrido, Zapatero también. La
Cumbre traerá consigo un aporte económico extra para el
futuro ‘trabajo’ de Marruecos en el control de la emigración
clandestina y unos acuerdos de colaboración más estrechos.
La reunión entre ambos países quedó relegada, ante la fuerza
de los acontecimientos, a un segundo plano. El peaje de la
estrategia (primero Melilla y después Ceuta) se ha cobrado
cinco muertes, pero Marruecos ya cuenta con más euros.
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