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ACTUALIDAD - VIERNES 30 DE SEPTIEMBRE DE 2005


Heridos. NICOL’S

PERIMETRO / ASALTO
 

Dos muertos y más de cien
heridos... macabro peaje

Los agentes de la Guardia Civil no vivían una situación tan extrema en el perímetro desde la Navidad del 99, aunque entonces no existía aún el vallado
 

CEUTA
A. Gómez

agomez
@elpueblodeceuta.com

“Indescriptible, inenarrable”. Los agentes de la Guardia Civil actuaron con destreza y profesionalidad. De ello se jactan, aunque el trabajo al que estuvieron sometidos y la presión, fue extrema.

“Personalmente da lástima ver a estos hombres que arriesgan sus vidas y, sin importarles las consecuencias, buscan su libertad... Pero debemos cumplir con nuestro cometido, por duro que éste sea. Es nuestro trabajo”, aseguraba uno de los agentes quien, compungido, afirmaba que “tardaré en olvidar lo de esta noche”.

Eran las tres de la madrugada, en el COS (Centro Operátivo de Servicios) la tranquilidad reinaba hasta que alguien alarmó al resto. Había movimiento en las cercanías de Finca Berrocal. Las Cámaras lograron visionar una gran avalancha de subsaharianos que habían estado escondidos tras el Poblado Berrocal, en lado marroquí, y habían permanecido agachados tras los cañaverales.

A unos 25 metros de la valla se dejaron ver, la Guardia Civil activó a todo su personal, unos cuarenta agentes, para afrontar la tremenda situación que se avecinaba. La densidad humana intentando elevar las escaleras artesanales -más de cien se retiraron al término de la operación- era escalofriante. Oficialmente se ha hablado de 500, pero eran muchos más. Los cálculos estimaban que más de 700 intentaban superar la parte más baja del vallado que separa Ceuta de Marruecos. En esa zona, la valla sólo tiene 3,5 metros de altura.

El COS alertó a las demás Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Mientras llegaban a la zona, la Guardia Civil entraba ya en el cuerpo a cuerpo con las primeras decenas de inmigrantes que habían accedido al pasillo intermedio. Material antidisturbio y bolas de goma para repeler. Era un caos. Los subsaharianos que, con ‘suerte’, no eran frenados o retenidos por la Guardia Civil, bajaban despavoridos a la carrera hacia el nuevo puente del Biutz. Se ‘metieron’ en una ratonera sin salida. A la altura de la ITV, la Guardia Civil ya había controlado a varios cientos. La Policía Nacional optó por cubrir los accesos de salida desde El Tarajal.

La Policía Local, con extrema rapidez acudió a la zona con todos los ‘zetas’ radiopatrullas en servicio, unos 12 con sus 24 agentes, más los grupos de la UIR. Entre 50 y 60 agentes de la Policía Local accedieron a apoyar en primera línea a la Guardia Civil que se zafaba como podía.

Carreras arriba y abajo de subsaharianos sin salida, decenas de ellos tirados en el suelo heridos. Los primeros servicios sanitarios -dos ambulancias- llegaron para coordinar y estimar ‘in situ’ la gravedad de los inmigrantes dañados para su traslado inmediato o no. Mientras, la Guardia Civil y la Policía Local formaban de a cuatro pertrechados con escudos y defensas para controlar a una masa que bajaba hasta el Biutz. La Guardia Civil presentó ante los sanitarios a casi un centenar de subsaharianos heridos y lograron detener a más de una veintena -ilesos- en zona española. El recuento final indicó que pese a la magnitud, sólo se les ‘escaparon’ una treintena que ya están controlados.

La oscuridad de las cinco y media de la madrugada y, sobre todo, el hecho de que aún había intentos de salto, indicaban la necesidad de mantener la posición. Guardia Civil y Policía Local batían la zona del pasillo entre las vallas, mientras la Gendarmería y la ‘Mejanía’ actuaba con gran contundencia en ‘su’ terreno. Disparos, numerosos disparos, “llegaron a tiros”. Los agentes españoles temieron por su integridad. Gritos de aviso desde zona española, algunos en árabe, de algún que otro policía con idiomas, hizo ver a las fuerzas marroquíes que los disparos llegaban a las cercanías de las posiciones policiales de Ceuta.

“Lo peor de todo fue la imagen de dolor de los heridos y la del inmigrante colgado de la valla sangrando ¡y muerto!”. Había recibido un impacto de bala con entrada en un costado y con salida por el pecho. Lo tuvieron que bajar los bomberos de Ceuta, una vez que el Juez dio el visto bueno y comprobó con detalle la situación. El proyectil (munición de cetme) llegó de lado marroquí, como también la del segundo subsahariano que, con síntomas de aplastamiento, quedó inerte en el suelo. El forense determinó muerte por aplastamiento, aunque, en su informe aparecerá los orificios de entrada y salida, de impacto de bala, por glúteo y aductor respectivamente, que presentaba este segundo fallecido.

Controlados unos doscientos más, que quedaron en la zona intermedia del vallado, fueron trasladados a las cercanías del Biutz. En tanto, los servicios sanitarios -en un ir y venir sin descanso- evacuaban heridos. Los traslados, según la gravedad de los casos, se efectuaban entre el hospital militar de O’Donnel o al civil del Ingesa o hasta el ambultario ‘José Lafont’.

Las fuerzas marroquíes, con las que existen buenas relaciones, asumieron la recepción de los inmigrantes que accedieron al pasillo. Tras un diálogo, con los del otro lado, más largo de la cuenta, los ‘vecinos’ accedieron a que los subsaharianos volvieran a Marruecos. De diez en diez y por el nuevo puente del Biutz. La operación se llevó a cabo con cierta lentitud. La oscuridad de la trágica noche iniciaba su despedida. Los lamentos y llantos de los más de dos centenares de subsaharianos que volvían a lado marroquí “era sobrecogedor”. Saben que en Ceuta se les cobija, se les documenta y -con suerte- si los trámites tardan porque las autoridades no logran identificar el país de procedencia, pasan a ser libres en Europa aunque sin regularizar. Cosa que les da exactamente igual. Atrás dejaron mayores penurias.

La mañana, con su ténue claridad, asoma lenta por el horizonte descubriendo la realidad de los acontecimientos, del duro episodio vivido.

En Sevilla, Jettú ya sabe lo ocurrido, Zapatero también. La Cumbre traerá consigo un aporte económico extra para el futuro ‘trabajo’ de Marruecos en el control de la emigración clandestina y unos acuerdos de colaboración más estrechos.

La reunión entre ambos países quedó relegada, ante la fuerza de los acontecimientos, a un segundo plano. El peaje de la estrategia (primero Melilla y después Ceuta) se ha cobrado cinco muertes, pero Marruecos ya cuenta con más euros.
 

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