Estaba cantado que la directora
médica de Atención Primaria iba a acabar con sus huesos en
Lebrija después de lo que fue capaz de soltar por esa boca
en una emisora de radio de aquélla populosa localidad
sevillana. El desconocimiento de la realidad ceutí y, sobre
todo, el menosprecio dialéctico que utilizó para hablar de
los ceutíes y de la institución autonómica local, así como
de los medios de comunicación, resultó aberrante e impropio
para alguien a la que se le asignó la responsabilidad de un
area de gestión tan importante y de tan relevancia como la
Atención Primaria. La respuesta del director provincial del
Ingesa, el ceutí Jesús Lopera -dolido y contrariado,
evidentemente- ha sido fulminante, en coordinación con la
figura del delegado del Gobierno.
Ya destituída del cargo, puede volver a Lebrija cuando
quiera porque, pese a todo, la historia demuestra que en
Ceuta no se le hace ascos a nadie, ni si quiera a la poco
docta de María Antonia.
El delegado no sólo habló del cese de la ínclita ex
responsable de Atención Primaria, sino que alertó sobre
nuevos asentamientos en los bosques de Beliones. Asegura que
existe tranquilidad pero las fuerzas del orden y el Ejército
se mantienen expectantes ante posibles nuevas avalanchas,
pese a que es justo reconocer, de momento sí, la labor de
las autoridades marroquíes.
Pero la mirada informativa estaba ayer en Madrid donde se
trató la futura rebaja en la figura impositiva del Ipsi. El
Estado no ha acogido mal la propuesta que llevaba bajo el
brazo el consejero de Economía y Hacienda, Emilio Carreira y
hoy ofrecerá datos concretos tras el Consejo de Gobierno.
A última hora llegaba una noticia esperanzadora: El Gobierno
español ha denunciado a la Comisión Europea por excluir a
Ceuta de las ayudas en la restitución de los lácteos. Y lo
ha hecho ante el Tribunal de Primera instancia de la Unión
Europea.
Con exceso de ligereza, la Comisión tomó una determinación
injusta que ha encontrado ahora la respuesta frontal de
España. Bien hecho.
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