En multitud de ocasiones, varios
amigos, me han preguntado por qué razón no me he dedicado a
la política.
Siempre he esgrimido, ante ellos varias razones. La primera
y principal que no me gusta la política y, mucho menos,
cuando según algunos la política es el arte de mentir y a
servidor se le aplicaría, mejor que nadie ese refrán que
dice : “se coge a un embustero antes que a un cojo”. No se
mentir.
La segunda, quizás tenga la misma importancia o tal vez más,
es que no aceptaría en determinados momentos de votación, la
disciplina de partido. Me explico.
Si en alguna de las votaciones, por disciplina de partido,
tuviese que votar contra los intereses de mi tierra, sin
duda alguna, rompería esa disciplina y votaría contra ella.
Mi línea equivocada o no, allá cada uno lo que piense, ha
estado está y seguirá estando, mientras viva, a defender los
intereses de mi tierra. Lo demás me la trae al fresco del
poniente, como a los volaores.
Por supuesto que no soy de los que creen o piensan que, a
Ceuta, no hay quien la quiera más que yo. Eso sería sólo el
pensamiento de todos aquellos estupidos y gilipollas que,
cada día, nos sacuden con ser los mejores e incluso los
únicos defensores de ésta tierra nuestra. Como las meigas
haberlos haylos,
Desde luego lo de no estar sujeto a la disciplina de
partido, sería la gota que colmase el vaso y que me llevaría
a tener que dejar el partido.¡Pena grande,tú!
Por suerte, para el menda, nadie me podrá echar nunca de
ningún partido, porque no pertenezco a ninguno de ellos.
Como decía el genial Groucho: “nunca sería socio de un club
que me admitiese”
Por eso me puedo permitir el lujo de decir lo que crea que
tengo que decir sin importarme ni los partidos ni los
políticos, porque nada les debo a ningún partido ni a ningún
político..
Esa es la suerte, la enorme suerte, de todos aquellos que
vamos de libre por la vida, sin importarnos nada que no sea
la tierra que nos vio nacer y que es la única cosa, por la
que merece la pena luchar, desde una posición, sin cargo
alguno y sobre todo sin recibir, cada mes, una pasta gansa
por el arte de ser político. Bueno, políticos u lo que sean,
que tampoco hay que abusar.
Hay ceutíes que por razones del cargo que ostentan tienen
que decir, en determinados momentos y ante ciertas
circunstancias, por aquello de la disciplina de partido, lo
que le ordenan que diga, aunque eso que le ordenan que diga,
no favorezca nada a la defensa de los intereses de nuestra
tierra.
Después pasa lo que pasa, que llegan las elecciones, el
personal no se ha olvidado de la actitud que tuvieron que
adoptar, esos personajes, en determinados momentos y ante
determinadas circunstancias y le niegan su voto. Con lo cual
si algo se había avanzado, les sucede como el baile de la “Yenka”,
un pasito para atrás.
Y, de nuevo, se vuelven a encontrar donde estaban o más
atrás, después de haber avanzado, no sin mucho
trabajo,algunos metros para tratar de tomar la salida desde
una posición más ventajosa.
De ahí, lo acertado que estuvo, aquel que dijo, “calladito
se está hasta más guapo”.
Si algunos políticos o políticas, que de ambos sexos hay en
nuestro país, supiesen aplicar la mencionada frase, seguro
que les iría mucho mejor y se evitarían, con ello, meter la
pata en determinados momentos, donde ese silencios hubiesen
sido la mejor de las actitudes tomadas.
La disciplina de partido, esa por la que servidor a la hora
de defender los intereses de mi tierra no pasaría, les
impone a aquellos que las acatan, actuaciones que jamás
debieron llevar a cabo.
¿Qué problema es el qué se les plantea a todos estos que
acatan la disciplina de partido, anteponiendo los intereses
de su partido a su condición de ceutí?. Nefasta.
Mal, muy mal se le están poniendo las cosas al PSOE ceutí
después de los últimos acontecimientos y algunas
declaraciones que se han hecho por aquello de la disciplina
de partido, queriéndonos hacer comulgar con ruedas de
molino, cuando la verdad sólo tienen un camino.
Y ese camino, que se ha tomado por defender, algo
indefendible ante los ojos de los ceutíes, ha sido un camino
equivocado que les traerá malas consecuencias, en las
próximas elecciones municipales.
Y para colmar el vaso de los despropósitos, la callada dada
por Rodríguez a la pregunta realizada al primer ministro
marroquí, Driss Jettu, sobre la soberanía compartida de
Ceuta y Melilla y que el astuto ministro traspasó a
Rodríguez.
Al presidente español, le pusieron la contestación, como
dicen que le ponían las carambolas al rey aquel, pero no
supo dar la contestación oportuna cuando, eso, hubiese sido
lo más fácil.
Me imagino la contestación de Felipe González con esa gracia
que tenemos los andaluces.
Rodríguez no estuvo a la altura de las circunstancias. Y su
silencio ha sentado como un rayo a ceutíes y melillenses.
Los errores se pagan y en este caso muy caros.
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