Desde hace años, el Ejecutivo Local ha venido anunciando
diversas medidas con el fin de luchar contra las
construcciones ilegales, aunque parece que ninguna de ellas
han dado los resultados esperados debido a la alta
proliferación de este tipo de obras.
Precisamente en abril de 2012 la Ciudad y la Delegación del
Gobierno, tras una reunión, acordaron intensificar la
coordinación para evitar las construcciones ilegales. En
aquella ocasión se realizó un repaso a la situación de la
disciplina urbanística y se acordó estudiar la posible
vinculación entre la construcción de viviendas ilegales y el
incremento de la población que se está registrando en la
ciudad.
Entre los objetivos marcados estaba el de intentar evitar
que surjan nuevos asentamientos ilegales en terrenos de
dominio público, ya sean suelo de titularidad de la Ciudad o
propiedad de la Administración General del Estado.
En aquella ocasión, Martínez Arcas, consejero de Fomento,
insistió en la necesidad de erradicar los asentamientos en
los terrenos públicos, antes de que se consideren viviendas,
ya que una vez en ese punto el asunto se debe de afrontar
desde otra vía.
Precisamente, el propio presidente de la Ciudad, Juan Vivas,
resaltaba en una entrevista a este diario el 30 de diciembre
de 2012, que existe un “procedimiento garantista” en cuanto
a la lucha contra las construcciones ilegales se refiere.
Ya en enero de 2013, la responsable del área de Fomento en
aquella ocasión, Susana Román, avanzaba la externalización
de un contrato, por valor de 500.000 euros, para llevar a
cabo la demolición de construcciones ilegales
Y es que, “tirar una vivienda no es fácil”. Y la situación
se complica aún más cuando muchos ‘propietarios’ de esas
casas ilegales demandan una legalización que les permita
acceder sin barreras a servicios básicos luz, agua o
alcantarillado. De ahí que el Ejcutivo local haya
“intensificado los medios, revisado el procedimiento para
cumplir con un doble objetivo”. Por un lado, constatar la
infracción y por otro “agilizar” los trámites para proceder
al derribo.
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