La Audiencia Nacional ha condenado a penas de 10 y 12 años
de cárcel a once acusados de reclutar en España a yihadistas
para enviarles a luchar con el autodenominado Estado
Islámico (EI) en Siria y de los cuales seis murieron en
acciones suicidas con numerosos muertos. Hay que recordar
que ocho de los once condenados fueron detenidos en Ceuta el
21 de junio de 2013, gracias a un operativo conjunto de la
Policía Nacional y la Guardia Civil realizada en la barriada
de El Príncipe.
La sección segunda de la Sala de lo Penal considera en su
sentencia, de 462 páginas, que esta red, desarticulada en la
operación Cesto en junio de 2013, envió durante un año y 3
meses a numerosos yihadistas a combatir en Siria, de los
cuales, al menos seis, tres enviados en abril de 2012 y
otros tres en otra remesa del 31 de mayo de 2013, “murieron
en atentados suicidas en los que causaron centenares de
víctimas”.
Por ello, tal y como pedía la Fiscalía, impone las penas más
altas, 12 años, a Karin Abdeselam Mohamed, alias Marquitos,
e Ismael Abdellatid Al Lal, alias Stifo, al considerarles
dirigentes de una organización terrorista, al resto diez
años por pertenencia y a otro de ellos, Rochdi Abdeselam, le
suma un año y medio más por tenencia ilícita de armas.
Los magistrados -Concepción Espejel, Ángel Hurtado y Julio
de Diego- señalan que las penas están justificadas por la
razones que inspiraron las acciones cometidas, la
radicalización demostrada por los acusados y la peligrosidad
de los mismos, evidenciada por los actos reiteradamente
ejecutados por la organización en que voluntariamente se
integraron, y la indiscutible gravedad de los hechos y de
los resultados finales producidos.
Radicalización
Así, para condenarles, la Sala tiene en cuenta “la
radicalización y peligrosidad de todos ellos y a la gravedad
de las conductas desplegadas por la célula en la que
voluntariamente se integraron; siendo plenamente conscientes
del muy notable servicio que hacían mediante continuo envío
de yihadistas para el cumplimiento de los objetivos de las
organizaciones terroristas filiales de Al Qaeda que operaban
en Siria con la finalidad de imposición violenta de la
Sharia, el Estado Islámico y finalmente el Califato Global”.
Además, destaca la sentencia, “eran también totalmente
conocedores de que los voluntarios que enviaban estaban
dispuestos a ejecutar acciones violentas con explosivos y a
inmolarse nada más llegar para incorporarse a la yihad al
servicio de los fines de las citadas organizaciones”.
“Todos los acusados denotaron una gran radicalización
religiosa, estaban preparados para la acción y tenían un
propósito decidido de contribuir eficazmente a la imposición
violenta de sus dictados mediante la ejecución inmediata de
atentados en Siria, país al que fueron enviadas por la
célula ceutí, en la que todos se integraron voluntariamente,
y por la marroquí, que operaba en estrecha relación con la
anterior, sucesivas oleadas de yihadistas”, expone el
tribunal.
Relato de hechos
Según el relato de hechos probados, “entre abril de 2012 y
junio de 2013, fueron enviados, al menos, veintiocho
yihadistas, (de los que nueve eran ceutíes integrantes de la
célula a la que pertenecían los acusados y otro marroquí, al
que acompañó a Algeciras uno de los ahora condenados). De
dichos enviados consta que fallecieron en actos terroristas
poco después de llegar, al menos ocho, seis de ellos
ceutíes, en cuyas acciones murieron centenares de personas”.
Poco antes de las detenciones, añaden los magistrados, “se
produjo un nuevo intento de enviar a otros cuatro más, ahora
acusados, que no lograron encontrar billetes, pero que
continuaban haciendo gestiones para integrarse de inmediato
en el ISIL”.
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Primera condena contra yihadistas españoles que se dedicaban
a captar y reclutar terroristas
Se trata de la primera condena
contra yihadistas españoles que se dedicaban a captar y
reclutar terroristas para engrosar las filas del Estado
Islámico (EI) y hacer la yihad en Siria. La sentencia
determina que los enviados a Siria para combatir al régimen
de Bachar el Asad que se integraron en esas dos
organizaciones no son combatientes sino terroristas. La
condena coincide con las peticiones que elevaron durante la
causa los fiscales Javier Zaragoza y Vicente González Mota.
Los condenados por la Audiencia Nacional enviaron hacia la
muerte al primer grupo de jóvenes ceutíes que decidió
dejarlo todo, familias, hijos y amigos, para unirse a las
huestes del Frente al Nusra y posteriormente al Estado
Islámico. Jóvenes como el taxista Rachid, de 33 años, Wabbi,
Mustafá Mohamed Layachi, Piti, de 30, y Mustafá Mohamed,
Tafo, los tres primeros suicidas que se convirtieron en
mártires y atrajeron a otros muchachos de los barrios de El
Príncipe y de El Sardinero.
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