El puerto se ha convertido en el
‘Dorado’ que buscan decenas de inmigrantes para intentar
pasar a la península. Este es su reto y para ello lo
intentan casi todo. Los transportistas llevan meses
denunciando una situación que se ha ido recrudeciendo: la de
los inmigrantes que manipulan las bateas para intentar
colarse en ellas y pasar en los barcos. Pero el problema no
es solo de este colectivo y así lo cuentan. En los negocios
que se ubican en el muelle de Poniente también tienen miedo
de estos inmigrantes que se cuelan en las naves y han
provocado varios destrozos en ellas.
Los inmigrantes son una amenaza
continua para los transportistas que se ven obligados a
extremar las medidas de seguridad y, por ejemplo, colocan
las bateas de forma que las puertas queden bloqueadas por
otra de ellas. Además, en la zona donde se almacenan los
remolques de Maersk, que está vallada, ya han roto la verja
para colarse. Incluso, un grupo de ellos se coló hace unos
meses en una de las máquinas con las que se mueven los
contenedores y la estropeó, dejando al puerto ceutí con una
grúa menos durante un periodo diez días.
Retrasos en los ferrys
Los ferrys son otro de los
objetivos de estos inmigrantes. Intentan colarse en ellos a
través de las cuerdas de los amarres, y para pasar
desapercibidos lo intentan sobre todo de noche. Cada vez que
se descubre a uno intentándolo la salida del barco se
retrasa, perjudicando así al pasaje.
No obstante, el barco
conocido como el de la basura es el reclamo más fuerte para
estos inmigrantes que saben a la hora que atraca y cuando se
acerca el momento salen en masa a esperarlo. Una situación
ante la que, desde la Asociación de Transportistas, no saben
por qué no se actúa. Y es que, también es habitual verlos
colarse en la zona portuaria a través de los muros que hay
en la Avenida Juan de Borbón. A pesar de las concertinas que
coronan estos muros, a diario los inmigrantes, algunos
menores, trepan para pasar al otro lado. Una acción que
incluso a algunos les ha costado la vida. Sin embargo, sigue
dándose a diario en la zona portuaria mientras los
transportistas temen que se les cuelen en sus bateas.
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