Más de dos años después de que Juan Ferrer fuera atacado en
las cabañas de Miguel de Luque por un hombre que había
asaltado el ambigú, aún no se ha fijado la fecha del juicio
contra el acusado, que se encuentra en prisión preventiva.
Tanto el agente herido como su mujer se preguntan a qué está
esperando el juzgado para poner una fecha y dejarles pasar
página.
“Ya tienen todos los informes del forense sobre las secuelas
que le han quedado”, cuenta Susana, la mujer de Juan. “Ya no
se que más pueden esperar”, critica. Y es que, tanto ella
como su marido temen el día en que tengan que enfrentarse
con el presunto agresor de Juan. Este hombre se encuentra en
la cárcel desde septiembre de 2012, ya que fue detenido por
dos agentes apenas unas horas después de que atacara a Juan
en las cabañas de Miguel de Luque, cuando este salió a ver
qué ocurría en el ambigú, tras escuchar ruidos en la zona.
Eran las seis de la mañana cuando Juan, tras ser alertado de
que se escuchaban ruidos en el ambigú del complejo rural
acudió a ver qué pasaba. Cuando llegaba a la puerta del
local un hombre, de grandes dimensiones, se avalanzó sobre
el. Le dio una puñalada en el cuello, intentó volver a
atacarle y acertó en la mano, que quedó destrozada, y luego
volvió a arremeter dejando heridas en la zona de las
costillas y cerca del corazón. Si hoy Juan está vivo es
gracias a la intervención de su mujer, que pudo contener la
hemorragia, y del personal sanitario que incluso le tuvo que
realizar dos transfusiones de sangre antes de llegar al
Hospital. El ataque es considerado una tentativa de
asesinato, que no homicidio, ya que se considera que hubo
ensañamiento por parte del agresor. Que sea tentativa hace
que a la pena de asesinato, que va de 15 a 20 años, se le
aplique el inferior grado, es decir, se coja la pena mínima
y se divida por dos. Sin embargo, para Juan esta es una pena
insuficiente para un intento de asesinato y un precio
demasiado bajo para la vida de una persona.
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Asesinato en grado de tentativa
El ataque que sufrió Juan Ferrer y
que casi le cuesta la vida es considerado una tentativa de
asesinato, que no homicidio, ya que se considera que hubo
ensañamiento por parte del agresor. Que sea tentativa hace
que a la pena de asesinato, que va de 15 a 20 años, se le
aplique el inferior grado, es decir, se coja la pena mínima
y se divida por dos.
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Falta de respaldo de la Justicia
Juan siente que no cuenta con el
respaldo de la Justicia ni de Fiscalía y así lo traslada
para asegurar que parte de sus compañeros se sienten como
él. Para este agente, al que han jubilado a causa de las
secuelas de la agresión que sufrió, le parece injusto que un
acusado de intento de asesinato pueda salir en tres o cuatro
años a la calle.
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Temor al efecto llamada de una pena baja
“Esta calificación es un efecto
llamada, porque la gente sabe que atacar a un policía le va
a costar sólo tres años”, advierte indignado Juan que
recuerda que aunque la pena sea siete años y medio, por
buena conducta se puede reducir. Y es que, él no se siente
protegido ni representado por la Justicia y así lo traslada
a EL PUEBLO.
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