La presión va aumentando día a día en el polígono del
Tarajal, que ayer cerró la jornada con relativa tranquilidad
después de la batalla campal que tuvo lugar en la jornada
del miércoles. No obstante, en los polígonos, cada jornada
se libra una batalla sin cuartel entre porteadores por
lograr hacer más viajes y, por tanto, sacar más dinero. Esto
hace que la tensión esté presente y que la chispa pueda
saltar en cualquier momento. Prueba de ello son los
continuos altercados que se han vivido en el Tarajal después
de que el pasado mes de diciembre se prescindiera del
servicio de seguridad privada que se venía prestando en la
zona.
Por eso, los empresarios reclaman vigilancia privada y así
lo han trasladado en diversas ocasiones desde la Asociación
de Comerciantes de los Polígonos del Tarajal. Su presidente,
Ibrahim Adbdela, señalaba ayer que todavía no se ha tomado
ninguna decisión respecto a la seguridad y espera que se
tome lo antes posible para acabar con el caos que reina en
el polígono. Un desorden que está afectando directamente a
sus negocios.
“Se necesita seguridad, y no sólo para los empresarios, sino
también para los porteadores, que son personas que vienen a
trabajar movidos por la necesidad”, manifestaba Abdela para
insistir en que debe haber mayor control. Control sobre las
personas, pero también sobre los bultos. Y es que, estos van
creciendo día a día llegando a tener un tamaño peligroso
para la integridad de los porteadores.
Sin límites en los bultos
En las filas de porteadores es fácil comprobar cómo los
hombres no pueden sostener el peso que llevan a su espalda.
Son muchos los que se apoyan en la pared, exhaustos por el
esfuerzo, pero también los hay que se caen ante la
imposibilidad de sostenerse. Los bultos, cuando son de
mantas, doblan el tamaño de su porteador. Mientras, la ropa
usada, aunque más comprimida y menos voluminosa, pesa más y
en algunas ocasiones se puede ver a porteadores que tienen
que ser impulsados por detrás para poder andar. A estas
personas, les colocan los bultos, se los anudan a la espalda
y después les tienen que ayudar a levantarse, porque les
resulta imposible.
Esta estampa, captada por las cámaras de EL PUEBLO, choca
frontalmente con la intención de Delegación del Gobierno de
delimitar el tamaño de los bultos. Una medida que, en
teoría, entró en vigor hace casi un año y que perseguía
mejorar las condiciones de los porteadores. Unas condiciones
que se han calificado de “infrahumanas” en muchas ocasiones
dado que estas personas llegan a portar bultos que doblan su
peso.
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