El 18 de diciembre es Día del Migrante, una fecha que debe
servir para concienciarnos que en los 365 días del año hay
personas que luchan para conseguir y alcanzar oportunidades
y sueños, que dejan atrás su familia, su país, huyendo de
guerras, hambrunas y diversas realidades que hacen mirar
hacia un horizonte cargado de incógnitas y adversidades que
a veces, hace peligrar sus vidas.
En España, volvemos a ver cómo este Gobierno se saltan los
Derechos Humanos mientras que hay personas saltando la valla
y jugándose su vida y su destino. El PP juega al cinismo y a
la prepotencia ignorando la inhumana realidad llevando al
Congreso la Ley de Seguridad Ciudadana. Este Gobierno no
trabaja por el futuro de las personas. Ni por el de las que
están en la cola del paro, ni por el de las que están
buscando billetes internacionales. Y nos hemos comprometido
para dar una solución, con un cambio radical en las
políticas económicas y de empleo, empezando por la
derogación de la reforma laboral.
En este Día Internacional de las personas migrantes
reconocemos también la gran aportación que han hecho los y
las inmigrantes a nuestro crecimiento económico y social. Es
nuestra obligación reconocer su trabajo y esfuerzo. Debemos
dar visibilidad al hecho de que con sus cotizaciones e
impuestos también han mejorado nuestro Estado de Bienestar,
y que la crisis les ha afectado de gran manera, con graves
consecuencias al ser una población en su mayoría vulnerable.
Otro de los retrocesos que marcó el PP es la retirada de la
tarjeta sanitaria a las personas inmigrantes en situación
irregular, medida grave e injusta que este Gobierno ha
podido llevar a cabo y es una clara muestra de lo que piensa
Rajoy sobre los derechos humanos.
Y, como he dicho en más de una ocasión, hace falta una
cooperación con los países de origen, una actuación integral
en la frontera y un protocolo de actuación de los cuerpos y
fuerzas de seguridad. Porque esta situación era es y será
una realidad, pero debemos de actuar para regularla. SIN
CONCERTINAS NI MUERTES.
CRUZ ROJA, CEAR, ACNUR, entre otras organizaciones, hacen un
esfuerzo para que año tras año estas personas tengan sus
derechos básicos y se sientan como en casa, ayudándoles
siempre, de la forma más humana y cercana, en todo lo que
necesitan. HAY QUE PRESERVAR LA DIGNIDAD DE LAS PERSONAS.
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