“El Estado Islámico se ha convertido para las menores
musulmanas en un fenómeno romántico”, advierte un agente de
información consultado por El Confidencial. “Consideran que
es la culminación del islam y quieren marcharse allí para
poder conocer de primera mano lo que está ocurriendo”,
añade. “A su edad, lo ven como una aventura y quieren
participar en ella, y no valoran los peligros que supone”.
La inquietud es aún mayor en el caso de las adolescentes y
se concentra en la ciudad de Ceuta, donde el islamismo
radical ya ha pescado a, al menos, cinco menores de menores
de edad, según fuentes de la lucha antiterrorista.
Oro experto de la lucha antiterrorista apunta que en el
fenómeno de Daesh se dan todos los elementos para que se
produzca esa atracción. “Lo primero que hace un combatiente
europeo cuando llega a Siria o a Irak es abrirse cuentas en
Twitter, Facebook e Instagram para poder relatar cómo es su
vida día a día en el conflicto”, explica. Esas redes
sociales conectan directamente con los musulmanes más
jóvenes, también con las menores. Y ofrecen todo tipo de
contenidos, desde una anodina comida hasta una orgía de
sangre y decapitaciones. “Desde su casa, las chicas pueden
saber qué ha hecho hoy en Siria un amigo que se marchó hace
unas semanas e incluso preguntarle”. También pueden
enamorarse o convertirse en radicales islamistas en tiempo
récord.
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