Las Brigadas Forestales, dependientes de Obimasa, nacieron
hace seis años, aunque durante los dos anteriores el
ayuntamiento tenía una unidad similar, con el objetivo de
vigilar el monte ante posibles incendios y de prevenirlos
durante el invierno. Así su labor se divide en dos. Desde el
1 de junio hasta el 1 de noviembre, los trabajadores se
dividen en turnos de mañana y tarde para vigilar García
Aldave y detectar posibles incendios.
El resto del año, el trabajo que desarrollan son el
desbroce, tala de árboles muertos, poda, aclareos, etcétera.
Además, desde hace algunos años, los técnicos de Obimasa
seleccionan al inicio de la temporada de trabajos selvícolas
y de prevención zonas cuya superficie oscila entre tres y
cuatro hectáreas en las que se eliminan especies arbóreas no
autóctonas -acacias y eucaliptos-, se desbroza la zona de
matorral, excepto los más nobles y necesarios, y se culmina
el trabajo con la plantación de alcornoques, acebuches,
madroños, algarrobos, arrar, durillos, quejigos, etcétera.
Estas repoblaciones, según explica el coordinador de las
Brigadas Forestales, Carmelo Navarro, han permanecido
ocultas durante cuatro, cinco o seis años, rodeadas de
matorral, hasta que ahora están alcanzando la altura que les
hace sobresalir.
Navarro advierte que los incendios forestales se combaten en
invierno y este año cuenta como se ha hecho una importante
labor de desbroce, incluso mayor que otros años, debido a la
importante sequía que ha dejado la primavera. Su labor ha
supuesto que durante seis años no se declararan más que
pequeños incendios, a excepción del que se declaró el pasado
día 9. Y es que, los medios para controlarlos no son
infalibles y la naturaleza es incontrolable. No obstante,
ellos siguen trabajando para proteger el monte.
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