La voz de un niño se convirtió en el centro de atención de
los congregados en la Plaza de la Constitución.
Leyó un discurso en el que pidió vivir en su barrio sin
guerras y le dijo a la Policía que suba para que “nos
solucionen todo”.
A continuación, un miembro de la organización dio lectura al
manifiesto, matizando que estaban en la plaza por dos
motivos, primero para recordar y honrar la memoria de Munir
y segundo, la petición de mayor seguridad en “nuestras
calles”.
Por desgracia, el asesinato de Munir no es un hecho aislado,
si no un caso más de esa violencia que se ha vuelto crónica
en nuestra ciudad y que nos ahoga “en un mar de angustia,
miedo y ansiedad” y desde aquí “queremos rendir un homenaje
a todas aquellas personas que han sufrido y sufren de manera
directa las consecuencias de esta terrible lacra”.
Se hizo una reividicación porque “los pequeños tienen
derecho a jugar en las calles” y a que las madres se
“sientan seguras cuando salimos”.
Y todo, según el manifiesto, sin tener que oír disparos ni
gritos de socorro.
A través del manifiesto tabién se exigió unas Fuerzas de
Seguridad al servicio de los ciudadanos, “que garanticen la
seguridad de todos”.
Un cambio en la política de seguridad no será suficiente si
no está acompañado con un cambio radical en la política
social. En Príncipe, dice el manifiesto, “convivimos hombres
y mujeres honrados y trabajadores”. En memoria de Munir,
dijo la persona que leyó el manifiesto, “exigimos una ciudad
segura”.
Para concluir, una representante de la Asociación de Vecinos
del Príncipe dijo que mientras se culpa a los ciudadanos de
la delincuencia, muchos ceutíes han perdido la vida. La
exclusión deja a la delincuencia actuar con total impunidad,
pidiendo políticas más justas. “Están equivocados, si no hoy
nos estaríasmos pidiendo igualdad”.
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