Pregunta.- En anteriores declaraciones, usted ha
asegurado que no hacía falta una nueva ley de Educación que
crea problemas donde no los hay y no resuelve los
existentes, ¿cómo se pueden solucionar estos?
Respuesta.- Tenemos un sistema educativo mejorable, pero no
es un mal sistema. De los cinco objetivos que marca Bruselas
para 2020 hay cuatro que cumplimos: Tenemos un 95% de niños
de cuatro años escolarizados, tenemos un 40% de
universitarios, mientras que la tasa de competencias básicas
la tenemos a un punto de distancia e igual con la educación
de adultos. El que no cumplimos es el objetivo de que la
tasa abandono escolar no esté por encima del 10%. Sobre eso
hay que trabajar y cuando digo que la ley no hacía falta es
porque hay comunidades como el País Vasco, que tiene un
8,8%, y aunque también hay comunidades que están en el 30%,
si es la misma ley la que rige en todas, lo malo no será la
ley. Para cambiarlo, lo primero que habría que hacer es un
gran pacto por la Educación. A mi me encargó el ministro
Gabilando negociarlo y estuvimos cinco meses trabajando con
el PP. Estábamos convencidos que teníamos un acuerdo, pero
Cospedal llamó al ministro para decirle que no le iba a dar
una foto a año y pico de llegar a la Moncloa. Fue el momento
en el que estuvimos más cerca.
P.- ¿Al final la Educación es una cuestión política que
hay que despolitizar?
R.- Es muy difícil. Lo más complicado de la Constitución
Española no fue ron las comunidades ni cómo se embridaba a
los militares en aquella época, sino el artículo 27, hasta
que se logró un equilibrio entre el derecho a la educación,
que proponían las fuerzas progresistas, y la libertad de
enseñanza, que proponían las fuerzas conservadoras. Un dato,
cuando arranca la transición española sólo un 15% de los que
hacían bachiller estaban en centros públicos, el resto
estaba en centros privados, casi todos de la Iglesia.
P.- ¿Y no se puede casar los dos tipos de educación?
R.- Claro que se pueden casar, pero para dar libertad de
verdad hay que poner en la misma línea de salida a los
alumnos, porque en un colegio privado seguramente crecer un
1% en excelencia será mucho más fácil que bajar el
absentismo en el del Príncipe. No es la misma situación.
PISA dice que si se elimina el factor sociocultural, los
resultados de los centros públicos son mejores que los de
los privados.
P.- ¿La concienciación de los padres influye en la
continuidad de los hijos en el sistema educativo o rebajar
el abandono es cuestión de dinero?
R.- El dinero es muy importante, y lo que dice el ministro
de que sin dinero se pueden hacer muchas cosas, suena a la
parábola de los panes y los peces, y en educación eso no
funciona. PISA también dice una cosa y es que la expectativa
que un alumno, o sus padres, tenga de lo que va a conseguir
hace que haya una diferencia de todo un nivel. El concepto
que tiene de si mismo el chico, influye lo que más, eso y el
número de libros que tiene una familia en casa. Si en el
sistema educativo no hay una equidad que haga que la
diferencia que uno trae de origen se pueda ir reduciendo,
eso acaba reproduciendo este sistema que dice PISA.
R.- ¿Cómo se puede conseguir esa equidad en las aulas?
R.- Eso se consigue con dinero. La inversión es muy
importante, cuando el PSOE salió del Gobierno estábamos en
un 5% del PIB y el Ejecutivo del PP se ha comprometido con
Bruselas a que seguirá quitando inversión en Educación hasta
llegar en 2015 al 3,9%. Eso ataca a la atención a la
diversidad, a los chicos que tienen problemas. Cuando la
OCDE dice que somos el país más equitativo junto a
Finlandia, es porque de los 6 a los 16 se atiende a los
alumnos con apoyos, desdoblamientos, tutorías
personalizadas, trabajando para que ningún chico quede
atrás. Eso es muy caro y los recortes hacen que eso no se
pueda producir. Eso va a provocar que se pierdan alumnos por
el camino y sólo van a llegar los muy buenos o los que
tengan dinero para pagárselo.
P.- España ha conseguido una generación en el que el 40%
de estudiantes ha llegado a la universidad pero no ha tenido
capacidad para absorberlos en su economía y se ha producido
la fuga de cerebros, ¿cómo se puede solucionar eso?
R.-El tejido productivo no ha ido a la misma velocidad que
la producción de conocimiento. Esto es un suicidio para
España. Según los especialistas por cada euro que invierte
un país en formar a un universitario, se produce un retorno
de cuatro euros, y nosotros hemos formado a una generación
fantástica para que la aprovechen otros países. Bruselas ha
dicho que en el año 2020 sólo un 15% de los empleos serán de
baja cualificación, mientras que para el 85% de los empleos
se va a necesitar o bachillerato o FP de grado medio.
Nosotros no vamos a jugar por ese 15%, y como Unión Europea
no va a haber sitio para quien no esté cualificado.
P.- ¿Se puede cambiar esta tendencia de éxodo de
universitarios? ¿Cuál es la propuesta del PSOE?
R.- La propuesta del PSOE tiene que ver con un planteamiento
muy distinto de la política laboral. La reforma laboral será
la tercera ley junto con la Educación y la del aborto que
cambiaremos cuando el PP pierda la mayoría absoluta. La
reforma laboral está desmontando nuestro tejido productivo y
se necesita otra política más incentivadora, que ya se ha
demostrado que funciona al otro lado del charco.
P.- ¿Y la inversión en investigación?
R.- Es imposible competir en el precio del trabajo, y si no
inviertes en investigación la gente muy formada se marcha.
En el extranjero se rifan a nuestros ingenieros, médicos,
enfermeros, arquitectos... Formamos bien a la gente, pero si
no apuestas por la investigación para que tus mejores chicos
y chicas se queden y tiren del país, ¿qué hacemos, competir
por los trabajos de 200 euros? Cumples con Europa, pero es
un suicidio para el país.
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