Un grupo de representantes de familiares de víctimas de
atentados terroristas de la banda ETA, se han concentrado en
la Plaza de los Reyes en solidaridad con las víctimas y sus
familiares de por los 192 muertos el 11 de marzo de 2004 en
una masacre que conmocionó la mundo.
“Nosotros teníamos que estar, los que nos duele el
terrorismo”, nos dijeron y tuvieron palabras de repulsa para
quienes no les acompañaron, con un crítica irónica: “Ceuta,
como ven, es muy solidaria con el terrorismo”.
Los concentrados se mostraron solidarios con el 11-M:
“Estamos con los demás, con los del 11-M”, nos dijeron con
cierto desencanto por encontrarse poco arropados. “Nos nos
han dejado leer un manifiesto por problemas burocráticos;
teníamos que haber presentado la petición con cierto tiempo
de antelación”, manifiestan.
Dicen estar más unidos que hace unos años, ya que desde que
vino a Ceuta la Delegada de Andalucía, tienen contactos
entre todos ellos. Guardaron un minuto de silencio y al poco
se disolvieron. Eran un grupo testimonial y cargado de
sufrimiento.
Allí estaban la esposa de Fernando Fernández Moreno, ese
carpintero que llevaba muebles a la Comandancia de Marina y
que murió con 25 años en junio de 1.975, cuando su hija,
aquí presente, apenas tenía 16 meses cuando quedó huérfana,
allí honraba a la memoria de su padre junto a su hija y su
esposo.
La esposa de José Manuel Fernández Cabello, el único
superviviente entre los familiares de víctimas del
terrorismo concentrados, un guardia civil motorista que en
Barcelona salvó su vida de milagro cuando estalló un
coche-bomba de ETA.
La esposa, un hijo y la hija de Mohamed Amad Abderramán,
policía nacional que murió en noviembre de 1.984 en la
autopista de Bilbao cuando custodiaba camiones franceses y
sufri´`o una emboscada de la banda terrorista ETA.
Son todos testimonios vivos de la masacre terrorista,
quienes hacen permanecer vivos en el recuerdo a esas
víctimas que hoy son solidarias con los de la otra masacre,
la del 11 de marzo de 2004 de la estación de Atocha. Unidos
en el dolor y en la solidaridad. Un ejemplo de sufrimiento
en esa memoria negra de un terrorismo que ha dejado mucha
sangre derramada, familias rotas y un profundo dolor. Es la
imagen de un recuerdo trágico marcado por la barbarie
terrorista más execrable.
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