Diez años después del 11M, la amenaza de un nuevo atentado
terrorista ha descendido notablemente, si bien España sigue
de actualidad en los círculos yihadistas como foco de
captación de futuros terroristas, principalmente en Ceuta,
para su traslado a conflictos donde Al Qaeda está muy
presente, como Siria.
En una entrevista, el experto en terrorismo internacional
Fernando Reinares duda de la existencia actual de una célula
operativa de Al Qaeda en España, pero advierte de que
individuos relacionados con la organización discurren por
nuestro país tratando de mantener vivas estructuras que
pueden ser activadas en un medio o largo plazo.
Y es que la posibilidad de atentar en España “existe como en
cualquier país occidental” y la prueba está en los numerosos
planes de atentados desbaratados por las fuerzas y cuerpos
de seguridad del Estado hasta la fecha, aunque la situación
actual ha tomado un camino diferente, pero en todo caso
coyuntural. Se refiere Reinares a la nueva estrategia de las
organizaciones terroristas de trasladar la causa yihadista a
los países del norte de África y de Oriente Medio donde
existe una gran inestabilidad política. Léase Mali, Siria o
Afganistán. Y aquí es donde entra en juego España.
Fuentes de la lucha antiterrorista han explicado a Efe que
las fuerzas de seguridad están especialmente preocupadas con
el fenómeno de los denominados combatientes extranjeros,
personas reclutadas principalmente en Ceuta y Melilla que
están viajando a Siria para enrolarse en Jabhat al Nusra y
al Estado Islámico de Irak y Levante, considerados los
brazos armados de Al Qaeda en Siria.
Desde el comienzo de la guerra en marzo de 2011, fuentes
policiales calculan que una veintena de españoles o
residentes en España se han unido a estas organizaciones,
aunque otras fuentes también de las fuerzas de seguridad
elevan esta cifra considerablemente. En cualquier caso, los
expertos consultados advierten del riesgo ante un posible
retorno de estos nuevos yihadistas que vienen desde Siria
con el “abc del terrorismo”.
“Aprenden un oficio. ¿Cuál será su intención en caso de que
vuelvan a España?”. Este es el interrogante sobre el que
giran todas las hipótesis a medio y largo plazo,
especialmente cuando el conflicto en Siria se relaje y esos
terroristas regresen entrenados, formados y con experiencia
“en combate” dispuestos a atentar en nuestro país.
Tanto las fuentes consultadas como el propio Reinares
coinciden en señalar a Ceuta como el punto caliente del
yihadismo en España, por tratarse del lugar desde donde se
han trasladado la mayoría de las personas a Siria.
Inquieta también el papel que nuestro país desempeña en la
actualidad encaminado a la movilización de recursos
materiales y humanos, es decir, las redes yihadistas buscan
financiación y ante todo nuevos adeptos a la causa. Una
transformación coyuntural que los líderes yihadistas pueden
utilizar contra España a medio o largo plazo.
De hecho, esta hipótesis cuenta con un peligroso antecedente
cuando en 2001 se desmanteló la célula de Al Qaeda en
nuestro país encabezada por Abu Dahdah. Inicialmente tenía
una función de reclutamiento y financiación, pero años
después acabó convirtiéndose en una célula operativa cuya
consecuencia se tradujo en 191 muertos y cerca de 2.000
heridos.
Con todo, las herramientas para luchar con el terrorismo
yihadista en España han corregido los errores que pudieron
permitir -junto a otros factores- la comisión del atentado
terrorista más grave de Occidente.
En opinión de Reinares, las mejoras en los servicios de
Inteligencia, la coordinación entre las fuerzas y cuerpos de
seguridad del Estado, el desarrollo de la cooperación
internacional -en especial con Francia y Marruecos- y las
modificaciones en legislación antiterrorista han
proporcionado a España un “sólido escenario” para combatir
la amenaza terrorista.
Pero las fuerzas de seguridad no son las únicas que se
actualizan. En la otra cara de la moneda, las redes
yihadistas “innovan constantemente para evitar los radares
que alerten de sus planes”, sostiene Reinares, que derriba
el mito mediático de los ‘lobos solitarios’, individuos
radicalizados que atentan por sí mismos sin apoyo de ningún
organización.
“Esta figura se ha sobrestimado y no se ha revelado como una
tendencia”, señala. Más bien todo lo contrario. “Estas
personas buscan el paraguas de alguna organización que les
proporcione entrenamiento y les ponga en contacto con otros
correlegionarios siempre bajo una estrategia y un liderazgo
establecidos”.
Al final, la pregunta es ineludible: ¿Es posible otro 11M?.
“Un atentado de estas características es ahora mucho más
difícil que hace diez años, pero en modo alguno se puede
decir que la amenaza del terrorismo yihadista esté
erradicada”. La experiencia de España habla por sí sola.
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