El próximo día 4 de marzo, a partir de las diez de la
mañana, se celebrará el juicio del ‘caso Gordillo’ en la
Sala Sexta de la Audiencia de Cádiz en Ceuta, bajo la
presidencia del Tribunal del magistrado Fernando Tesón, en
el que se abordará la conducta del que fuera vicepresidente
del Gobierno de Juan Vivas por la denuncia presentada sobre
un supuesto abuso sexual.
Zineb Ahmed denunció a Gordillo por presunto abuso sexual a
cambio de contraprestaciones de tipo laboral. El
procedimiento judicial abierto sigue su curso, ya que la
Acusación Particular que defiende los intereses de Zineb
Ahmed, ha continuado adelante presentando su propia
calificación de los hechos denunciados en su día, mientras
que el Ministerio Fiscal pidió en un auto difundido en
diciembre de 2012, el sobreseimiento del caso al entender
que no había existido delito eximiendo a Pedro Gordillo de
sufrir penal alguna.
El escrito de la Fiscalía remitido al Juzgado de Instrucción
número 1 de Ceuta, basaba su petición de sobreseimiento en
la jurisprudencia sentada por el Tribunal Supremo, recogida
por una Sentencia de la Audiencia Provincial de Pontevedra
de fecha 11 de junio de 2008. La Fiscal entiende que en el
caso del exvicepresidente del Gobierno de Ceuta, consejero
de Presidencia y presidente del Partido Popular, no existió
“solicitud sexual alguna por parte del imputado hacia la
denunciante, ya que se trata de actos consentidos entre
personas adultas, sin previa solicitud por parte del
imputado”.
La evidencia que se aprecia, por parte de la fiscal es que
ni hubo abuso sexual ni trato de favor por los hechos
ocurridos en 2009 que costaron los diferentes cargos que
ostentaba Pedro Gordilllo.
Por ello, no se contempla por parte de la fiscal requisitos
de tipo penal en esos encuentros ocurridos en 2009 en el
despacho de Pedro Gordillo y grabados en video, aunque se
hubieran producido mediante solicitiud sexual del imputado,
tampoco entiende la Fiscalía que resulte acreditada la
capacidad de Pedro Gordillo de influir en el acceso de la
mujer a un puesto de trabajo del Ayuntamiento ni en la
adjudicación de vivienda pretendida por la denunciante, ya
que si bien Gordillo podía por bajas o sustituciones
contratar trabajadores temporales, ninguno de ellos era la
denunciante, como tampoco formó parte Gordillo de ningún
tribunal de oposiciones durante el tiempo que duró la
relación como tampoco le competía la adjudicación de
viviendas.
Sin embargo, la existencia de Acusación Particular implica
que es obligado celebrar vista oral. Por su parte, la
defensa de Pedro Gordillo, desarrollada en todo este proceso
por el letrado ya fallecido Pablo González, siempre destacó
el posible montaje de la grabación del video existente, como
una especie de contubernio para forzar la dimisión del
exvicepresidente del Ejecutivo de la Ciudad y revestirlo de
un escándalo público, contando para ello con un informe de
un gabinete especializado que así lo sustentaba.
Tesis, que en el seno del propio Partido Popular y en el
PSOE se llegó a considerar como tal y una “maniobra” sutil
orquestada para acabar con la carrera política de Pedro
Gordillo con muy malas artes, sometiéndolo a una lapidación
mediática y a un desprestigio público contundente. Una
defenestración política que se quería revestir de deshonra
con tintes de moralidad pública y que, a nivel político no
se considera al nivel de gravedad de quien “mete la mano en
el cajón” o se ve involucrado en asuntos de corrupción a
distintos niveles.
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Sexo y política convenientemente aderezado con las dosis
necesaria de morbo
Las “puñaladas traperas” en el
ámbito político, el cainismo de los propios partidos, el
juego sucio, están a la orden del día. Las ansias de poder,
llegan a ser, en ocasiones, tan descomunalmente voraces que
fagocitan a quienes no saben o no pueden salirse de la
vorágine de un tumultuoso escenario, donde la supervivencia
se alcanza como los depravadores en la selva: exterminando
al enemigo político. Si la política hace extraños compañeros
de cama, igualmente hace no menos inverosímiles estrategias
para despejar el camino de posibles enemigos. En ocasiones,
como el caso que nos ocupa, incluso con tramas perversas en
las que vale todo: sexo y política convenientemente
aderezado con las dosis necesaria de morbo y la difusión
mediática que haga creíble el escándalo de grandes
proporciones. Lo único, verdadaramente claro es que, pese a
la campaña mediática negativa en su contra, el verdadero
transfondo era “cargarse” a un político que algunos
estimaban que había contado con demasiado poder.
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