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ACTUALIDAD - MIÉRCOLES, 9 DE OCTUBRE DE 2013


aróstegui y alí. reduan.

Comisión de Investigación DEL 'CASO URBASER'
 

“El Gobierno ha de reconocer una negligencia que ha ocasionado un perjuicio grave a la ciudad”

En palabras de Juan Luis Aróstegui, “hemos pagado una maquinaria que no ha existido”, aunque la coalición no cree que “haya un ilícito penal, aunque sí un enriquecimiento injusto de Urbaser provocado por la negligencia grave del Gobierno de la Ciudad”

CEUTA
El Pueblo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Caballas situó como preámbulo de su comparecencia de prensa que la Comisión de Investigación sobre Urbaser es un “modelo que no cuenta con respaldo legal”, porque al no ser Ceuta Comunidad Autónoma, las comparecencias de los citados es de carácter voluntario, lo que conlleva que “el formato que regula esta instancia limita sus posibilidades”. Alí aclaró que “es evidente que todo aquel que ha obrado de manera incorrecta miente y la única forma de descubrir las mentiras es contrastando versiones alternativas pero esto no ha sido posible en este modelo de Comisiones de investigación”.

La coalición Caballas ha presentado sus conclusiones a la Comisión de Investigación sobre el caso Urbaser, pero antes quiso dejar claro que la Comisión de Investigación es un “modelo que no cuenta con respaldo legal”, porque al no ser Ceuta Comunidad Autónoma, las comparecencias de los citados es de carácter voluntario, lo que conlleva que “el formato que regula esta instancia limita sus posibilidades”, ya que “impide obtener testimonios de interés”. Por ejemplo, Jesús Simarro, el que fuera Consejero de Fomento con el grupo GIL y tránsfuga del mismo para pactar con el Partido Popular en un momento en el que se votó la renovación del contrato de la basura, “ha pasado olímpicamente” de venir. Y Urbaser, otro tanto de lo mismo. Estas “imprescindibles comparecencias” en palabras de Mohamed Alí, dejaron vacía de contenido la Comisión de Investigación, que vino a ser una especie de brindis al sol, o sea, “res de res”, nada de nada. “Es evidente que todo aquel que ha obrado de manera incorrecta miente y la única forma de descubrir las mentiras es contrastando versiones alternativas pero esto no es posible en este modelo de Comisiones de investigación que no cuenta con el necesario respaldo legal”, dijo Alí.

El Gobierno claudicó

Entre las conclusiones a las que ha llegado el grupo mayoritario de la oposición, se puede destacar que la renovación del contrato, realizado un año antes de su finalización, se llevó a cabo de forma “irregular”, ya que no fue elaborado por la Administración, quien únicamente se limitó a aceptar las condiciones impuestas por Urbaser. A este respecto y según un testimonio de un compareciente en la Comisión, el expediente “apareció en la Consejería” y optó por tramitarlo. Caballas considera que “el Gobierno claudicó en las condiciones impuestas por Urbaser”.

En este sentido, Aróstegui, señala que añadir un 15% de gastos generales por parte de Urbaser “es una barbaridad” y solo se entiende cuando es la propia empresa quien confecciona el pliego de condiciones.

Urbaser, a sus anchas

Año tras año, cree la coalición, el Ejecutivo de Vivas pagó y dejó correr dinero público por un agujero que terminaba directamente en los bolsillos de Urbaser sin preocuparse por qué contrapartidas recibía. “Urbaser campó a sus anchas durante 10 años mientras el Gobierno miraba hacia otro lado y no verificaba ni si se compraban máquinas ni si se sustituía al personal ni nada”, han resumido. “El dinero público ha fluido sin control” y Mohamed Alí matizó que “hay que exigirle a Urbaser, en vía judicial, hasta el último euro”. En este sentido, Caballas explica que el contrato no establecía un procedimiento reglado para la fiscalización del cumplimiento de las obligaciones contractuales. “Todos los comparecientes han aludido a la existencia de unas reuniones entre responsables de la empresa y de la consejería, de manera muy vaga, y de las que no existe constancia documental. Mientras que el Gobierno disponía de un sistema de control de la prestación de los servicio, carecía por completo de un procedimiento regular y estable para comprobar si la empresa adjudicataria estaba cumpliendo con lo estipulado en el contrato”.

Por ello “nadie puede asegurar que la Ciudad haya pagado el valor real del servicio y queda perfectamente acreditada la falta de control que ha permitido a la empresa gestionar con absoluta libertad el servicio, sin sujeción a las condiciones contractuales, lo que ha podido favorecer un enriquecimiento ilícito derivado del incumplimiento”.

La corrupción está en contrato

Juan Luis Aróstegui, que ha repetido esta frase en varias ocasiones desde que se despató el ‘caso Urbaser’, afirmó ayer que “la renovación del contrato, diseñada a medida de la empresa adjudicataria, presentaba ya en su origen algunos elementos que perjudicaban muy claramente los intereses municipales de entre los que los más sobresalientes son el 15% de Beneficio Industrial y Gastos Generales, que supone que durante todo el contrato la empresa ha manejado 25 millones de euros en conceptos indeterminados, y por tanto de difícil control o justificación”.

Maquinaria

Una de sus deducciones más destacadas es que el Ayuntamiento ha estado pagando durante 10 años maquinaria en buen uso cuando, desde hacía tiempo, esa maquinaria no estaba en buen estado. “La empresa cobró siempre maquinaria útil, pero trabajó durante una gran parte del tiempo con maquinaria inútil”, aseveró Aróstegui, quine lamentó que el Gobierno de Vivas no hiciera un seguimiento para comprobar el estado de los vehículos, por lo que, en palabras de Juan Luis Aróstegui, “hemos pagado una maquinaria que no ha existido”.

En cuanto a la cuestión polémica del tratamiento de los precios unitarios y la renovación de los vehículos, Caballas llega a la conclusión que “el Ayuntamiento debió obligar a la empresa a renovar el inmovilizado amortizado”. Tal y como estipulaba el pliego de condiciones en su artículo 80. Un incumplimiento más que, en versión de este partido de la oposición “tiene su origen en la falta de protocolo de fiscalización”.

Ilícito penal

A pesar de todo lo dicho la coalición considera que “no creemos que haya malversación de fondos ni un ilícito penal, aunque sí un enriquecimiento injusto de Urbaser provocado por la negligencia del Gobierno de la Ciudad”. Para explicar cual era el pensamiento de la coalición, Aróstegui puso como ejemplo que “el Ejecutivo no era el policía que cobraba por dejar cometer un delito, sino el que ni siquiera iba a trabajar”.

Preguntado sobre si hubo o no despilfarro, Aróstegui argumentó que “el problema de la negligencia es difícil de cuantificar en el daño porque no hay datos en el expediente”. Sin embargo, sobre el ilícito penal dijo que habría que verlo en otros ámbitos y estudiarlo muy bien porque “no tenemos documentos para afirmar que se hayan apropiado de dinero de reparaciones”. Insistió Aróstegui en el hecho de que el Ayuntamiento “ha ido pagando certificaciones a Urbaser sin preocuparse”, por lo que en su línea argumental, volvió a reiterar: “El Gobierno ha de reconocer públicamente una negligencia grave que ha ocasionado un perjuicio grave a la ciudad”.

De los 4,8 millones de exceso en el desfase reconocidos por el Gobierno, Caballas tiene la percepción que “con toda seguridad es bastante mayor la cantidad. No tenemos los documentos –dicen-pero sí la convicción que la cantidad de desfase es muy superior”.

Resúmen

El enriquecimiento injusto lo interpreta Caballas como una consecuencia directa “de una negligente fiscalización del contrato con Urbaser”, en cuyo cumplimiento, según Caballas, el Gobierno de la Ciudad miró para otro lado.

Para Caballas, el contrato estaba hecho “a medida de Urbaser” e incluye partidas que suponen un enriquecimiento injusto, con capítulos ambigüos y con un “ánimo favorable a Urbaser”, ademádas de echarse en falta mecanismos de control por parte del Gobierno local.
 


Caballas acelera pero sigue ‘con el freno de mano echado’

Durante su comparecencia de prensa, tanto Ali como Aróstegui dieron la impresión de querer meter una marcha más a su visión sobre el ‘caso Urbaser’. Hablaron de “un Gobierno que claudicó a los intereses de empresa”, de “enriquecimiento injusto”, de “dinero público por un agujero”, de “descontrol y despilfarro”, de “25 millones de euros en conceptos indeterminados”, de ”pagar una maquinaria que no ha existido” y de que “el defase que ha reconocido el Gobierno en 4,8 millones es en realidad muy superior”. No obstante sigue siendo evidente que los de Caballas ‘andan con el freno de mano echado’, debido a los pactos ocultos que mantienen, no con el PP, sino con el propio Vivas. De lo contrario no tiene explicación que estén especialmente interesados en repetir una y otra vez que no creen estar ante un ilícito penal en las actuaciones, después de relatar todas y cada una de las cuestiones mencionadas con anterioridad. ¿No hay encuadre legal para situar esta figura de costes financieros millonarios y el cúmulo de irregularidades en la gestión? Caballas, como antaño el PSPC se ha instalado en el clásico “sí, pero no”. En definitiva, una forma de amagar sin pegar, como aquéllos boxeadores que no buscan nunca el K.O. y se mueven solo en el estilismo de un cruce de golpes que apenas afectan a su contrincante. Mejor será que el Juzgado con o sin ilícito penal, dictamine en su momento hasta dónde llegan las conductas relatadas.
 


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