El Grupo Socialista llevará a la sesión de Pleno de
mañana, una propuesta para velar por la transparencia en la
gestión política del Gobierno de la Ciudad. Una serie de
medidas que velan por esta cuestión, conforman el contenido
de la iniciativa socialista. José Antonio Carracao plantea
mayor agilidad en la gestión pública y mejor conocimiento de
la misma por parte del ciudadano.
Para la elaboración del Código de Buen Gobierno se ha tenido
en cuenta el Código de Buen Gobierno Local elaborado por la
Federación de Municipios y Provincias y aprobado por todos
los grupos políticos en 1.999 y la Orden APU/516/2005, de 3
de marzo, por la que se dispone la publicación del Acuerdo
de Consejo de Ministros de 18 de febrero de 2005, por el que
se aprueba el Código de Buen Gobierno de los miembros del
Ejecutivo y de los altos cargos de la Administración General
del Estado.
Entre los principios básicos que contiene la propuesta del
Grupo Socialista, se encuentran los siguientes:
Los representantes y cargos públicos de la Ciudad Autónoma
de Ceuta actuarán, en el desempeño de sus funciones, de
acuerdo con la Constitución y el resto del ordenamiento
jurídico, y ajustarán sus actuaciones a los siguien, y
vigilarán siempre la consecución del interés general y el
cumplimientotes principios éticos y de conducta que se
desarrollan en este Código: objetividad, integridad,
neutralidad, responsabilidad, credibilidad, imparcialidad,
confidencialidad, dedicación al servicio públco,
transparencia, ejemplaridad, austeridad, accesibilidad,
eficacia, honradez y promoción del entorno cultural y
medioambiental, y de la igualdad entre hombres y mujeres.
Otro aspecto a destacar es el siguiente: se abstendrán de
toda actividad privada o interés que pueda suponer un riesgo
de plantear conflictos de intereses con su puesto público,
entendiendo que existe conflicto de intereses cuando los
cargos electos intervienen en las decisiones relacionadas
con asuntos en los que confluyan a la vez, intereses de su
puesto público e intereses privados propios, de familiares
directos o intereses compartidos con terceras personas.
El cuarto punto de este Código se refiere a que “velarán por
promover el respeto a la igualdad entre hombres y mujeres y
eliminarán los obstáculos que puedan dificultarla”.
Se someterán a las mismas condiciones y exigencias previstas
para el resto de los ciudadanos en las operaciones
financieras, obligaciones patrimoniales o negocios jurídicos
que realicen. No aceptarán ningún trato de favor o situación
que implique privilegio o ventaja injustificada por parte de
personas físicas o entidades privadas. No influirán en la
agilización o resolución de trámites o procedimiento
administrativo sin justa causa y, en ningún caso, cuando
ello comporte un privilegio en beneficio de los titulares de
estos cargos o su entorno familiar y social inmediato o
cuando suponga un menoscabo de los intereses de terceros.
Actuarán de acuerdo con los principios de eficacia, economía
y eficiencia, vigilando siempre la consecución del interés
general y el cumplimiento de los objetivos de la
organización. Se abstendrán de todo tipo de negocios y
actividades financieras que puedan comprometer la
objetividad de la Ciudad Autónoma en el servicio de los
intereses generales.
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Un Código que debería ser un mandato ético y de conciencia
A simple vista, la propuesta del
Grupo Socialista, puede parecer una obviedad pero a tenor de
la situación que se vive en política y de las sospechas
permanentes que se detectan, no lo es tanto porque “la mujer
del César no sólo ha de ser honrada sino también parecerlo”.
En este caso, los asuntos y sospechas de corrupción en las
principales instituciones del Estado, lejos de disminuir, no
han hecho mas que aumentar, tanto en número como en
gravedad, lo que origina una profunda desafección y
desconfianza de la ciudadanía. Por ello, no sería ningún
disparate, asumir por el bien del propio sistema democrático
y los partidos políticos, un Código de Buen Gobierno, con
unas prácticas adecuadas a la decencia y ética, para evitar
sospechas de permisividad, complicidad o corrupción. Un
ideario necesario y que la ciudadanía, siempre que se
cumpliera, lo agradecería.
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